Dos profesores de Geografía Humana de la Universidad de La Laguna fueron invitados a participar en la Comisión de Reto Demográfico en el Parlamento de Canarias para determinar los pasos a seguir en referencia al crecimiento poblacional que se viene dando en las islas durante los últimos años y que ha puesto el foco en las infraestructuras y en la capacidad de carga que puede soportar Canarias, y en particular, Tenerife.

José León García es el profesor honorario de Geografía Humana que fue entrevistado en el programa de Herrera en COPE Tenerife, espacio en el que afirmó que tan solo el 10% de los residentes viven en áreas turísticas, debido al cambio de modelo turístico acontecido en los años 70 que concentró a la población hacia zonas con más sol. Sin embargo, se ha producido un cambio en este modelo, donde habría que potenciar las medianías, para que sus habitantes puedan trabajar y hacer vida laboral cerca de sus casas.

Si se quiere apostar por las medianías, se deberá incentivar, usando recursos propios de los lugares paisajísticos, tales como la humedad, el agua, o el propio terreno, que son elementos viables para la agricultura.

En las zonas de costa, la realidad es bien distinta, donde existe una falta de infraestructuras evidente por la falta de previsión, "No pensaban que fuera a crecer tanto", afirmación que avala con el dato de que la gran parte del turismo radica en el 1,8% del territorio.

El problema viene con el modelo turístico que pretende competir con otros lugares del mundo con sueldos más bajos y que necesita de una mano de obra económica. Esta filosofía ha llevado a Canarias a convertirse en la segunda región de España con los salarios más bajos y con una menor cualificación por parte de sus empleados. Situación que choca con Baleares, donde, debido a la temporalidad de su sector servicios, exigían sueldos más altos.

A la baja cualificación y remuneración, se le suma el paro estructural que viene derivado de los ejemplos previos. Los residentes no quieren trabajos duros con salarios bajos. De hecho, personas extranjeras, procedentes de Latinoamérica o Europa del Este, son los potenciales empleados del campo, o del cuidado de personas mayores. El sistema los necesita y la inmigración sigue creciendo por los problemas estructurales que no terminan por resolverse