El precio oculto de la IA: consume el doble de energía que toda Canarias en un solo día
El uso masivo de herramientas como ChatGPT dispara la huella de carbono y el gasto de agua, un impacto energético que a menudo pasa desapercibido para el usuario

Entrevista Ricardo Aguasca, profesor de Ingeniería de la ULPGC
Gran Canaria - Publicado el
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El uso cotidiano de la inteligencia artificial conlleva un impacto medioambiental considerable que a menudo pasa inadvertido. El enorme consumo de energía y agua necesario para su funcionamiento es una realidad que ha puesto sobre la mesa Ricardo Aguasca, profesor de Ingeniería de la ULPGC, en una entrevista en el programa Herrera en COPE Gran Canaria. Según el experto, la opacidad de las grandes compañías tecnológicas dificulta conocer la magnitud real del problema, ya que no publican su huella ecológica por motivos de competencia.
Un coste invisible para el usuario
Aunque los datos exactos varían, las estimaciones revelan un gasto significativo. Según Aguasca, una única consulta a una IA como ChatGPT puede consumir entre 0,5 y 10 vatios hora. Pero el impacto más sorprendente se refleja en el consumo de recursos hídricos para la refrigeración de los servidores. Generar una respuesta de apenas cien palabras requiere "0,5 litros de agua", además de producir entre 2 y 3 gramos de CO2 por cada consulta realizada por un usuario.
Cien palabras de una respuesta de ChatGPT son 0,5 litros de agua gastados"

Consumo energético e hídrico de la IA
El doble que toda Canarias
La dimensión del consumo energético de la IA se vuelve más clara con una comparación directa. El uso diario global de ChatGPT se estima en unos 40.000 megavatios hora al día, una cifra que, según el profesor, "consume el doble de lo que consume toda Canarias". A esto hay que sumar el gasto del entrenamiento de los modelos: solo el entrenamiento de ChatGPT-3 supuso un consumo de 936 megavatios hora, el equivalente a la energía utilizada por 100.000 hogares europeos.
A pesar de estas cifras, otras actividades digitales cotidianas también tienen un alto coste. Ver un vídeo de diez minutos en alta definición genera aproximadamente un gramo de CO2, mientras que una hora de streaming consume unos 80 vatios, una cantidad notablemente superior a los 10 vatios que puede requerir una consulta a la inteligencia artificial. La clave reside en el volumen masivo y creciente de interacciones con estas nuevas herramientas.

IA
Eficiencia por economía, no por ecología
La mejora en la eficiencia de los algoritmos, como la diferencia de consumo entre ChatGPT-3 y las versiones más recientes, responde más a motivos económicos que a una conciencia medioambiental. Aguasca sostiene que el objetivo de las empresas es reducir costes operativos para poder atender a más usuarios. Para lograrlo, recurren a estrategias como instalar los servidores en zonas frías o bajo el mar para abaratar la refrigeración.
De cara al futuro, la adopción de la IA se presenta como un paso ineludible para la competitividad empresarial. Aguasca es tajante al afirmar que "la empresa que no utilice en el futuro la inteligencia artificial está perdida". Sin embargo, advierte de los riesgos medioambientales y sociales si no se abordan estos desafíos energéticos, un escenario que podría generar graves desequilibrios, como ya ocurre con industrias contaminantes que se instalan en países con regulaciones más laxas.
La empresa que no utilice en el futuro la inteligencia artificial está perdida"
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.



