Nomofobia: el miedo a vivir sin móvil que crece entre jóvenes y adolescentes

La dependencia extrema del teléfono móvil provoca ansiedad, estrés e incluso síntomas físicos, especialmente entre los más jóvenes

EFE

Niña con el móvil

Fernando Cárdenas

Gran Canaria - Publicado el

2 min lectura

¿Puedes imaginar pasar un día entero sin tu teléfono móvil? Para algunas personas sería incómodo, pero para otras, casi imposible. La nomofobia miedo o ansiedad intensa a no tener acceso al teléfono se ha convertido en un fenómeno cada vez más común. Quienes la padecen pueden experimentar nerviosismo, estrés, palpitaciones o incluso sudoración cuando no tienen su dispositivo cerca o no pueden utilizarlo.

Marcos Kenneth, psicólogo, explica qué hay detrás de esta dependencia, por qué cada vez afecta a más personas y cómo se puede prevenir o tratar. 

Cuando el hábito se convierte en un problema

Kenneth ha explicado en Herrera en COPE Gran Canaria que no se trata solo de usar mucho el móvil, sino de llegar a un punto en el que la ausencia del dispositivo provoque síntomas propios de un cuadro ansioso. “Lo que comentabas de palpitaciones, de sudoración, de miedo, ya raya lo patológico, ya no es lo normal. En principio, la mayoría de usuarios del móvil tienen un hábito: en tiempos muertos tiran del móvil para pasar el rato”, señala el psicólogo.

Palpitaciones, de sudoración, de miedo, ya raya lo patológico, ya no es lo normal

Marcos Kenneth, psicólogo

La frontera entre el uso frecuente y la adicción es difusa, pero cuando el malestar interfiere en la vida diaria, es momento de prestar atención.

 Jóvenes, los más vulnerables

Según Kenneth, los adolescentes y jóvenes son el grupo más propenso a desarrollar nomofobia. La razón: han crecido rodeados de tecnología y han visto desde pequeños a sus familiares usar el móvil constantemente. “Estas personas han nacido bajo el influjo de la tecnología. Su cerebro ha evolucionado con ese uso continuado, lo que influye mucho más que en generaciones anteriores que accedimos al móvil siendo adultos”, explica.

El problema no es solo la cantidad de horas frente a la pantalla, sino la percepción de que el móvil es imprescindible para la vida social, el ocio o incluso la seguridad personal

Cómo se trata la nomofobia

El tratamiento psicológico sigue un principio claro: la deshabituación progresiva. “Consiste en la exposición a situaciones en las que no se pueda disponer de móvil. Como en cualquier adicción, la persona debe ir abandonando ese hábito e irse exponiendo a la incomodidad que genera no tenerlo a mano”, detalla Kenneth.

Consiste en la exposición a situaciones en las que no se pueda disponer de móvil. Como en cualquier adicción, la persona debe ir abandonando ese hábito

Marcos Kenneth, psicólogo

El psicólogo insiste en que no se trata de demonizar la tecnología, sino de recuperar un uso equilibrado y saludable. Establecer límites, practicar actividades sin pantallas y reservar momentos del día para desconectar son pasos clave para evitar que el móvil pase de ser una herramienta útil a una fuente de ansiedad.