Los ciudadanos de las islas de La Graciosa, El Hierro y La Gomera viven su nueva perspectiva entre la ilusión y la desconfianza. Junto a Formentera, llevan la delantera en el proceso de desescalada diseñado por el Gobierno, entrando en ese proceso directamente en la fase 1, desde el próximo lunes. Algo que les permite la situación que tienen respecto al coronavirus.

Entre las tres islas del archipielago canario, que cuentan con una población conjunta de 33.400 personas, solo se han dado 14 casos acumulados desde que comenzó la pandemia. Esto y el hecho de ser territorios pequeños y aislados por mar y aire, ha posibilitado alcanzar antes que el resto del país, el camino de vuelta a la normalidad, o a la “nueva normalidad”, como dice Pedro Sánchez. Hemos hablado con algunos de sus habitantes que nos han contado su situación y cómo afrontan el proceso.

LA GOMERA

En La Gomera se dio el primero de los casos en toda España: un turista alemán que se encontraba de vacaciones en el municipio de Hermigua, cuyo positivo se dio a conocer el 31 de enero. Por aquel entonces, el revuelo mediático fue grande en la zona, pero ahora, según nos cuenta Marcos, “todo el mundo se ha olvidado de ellos”.

Este vecino se queja de que a los ciudadanos del municipio no se les ha dado ningún tipo de mascarilla y a los empresarios ningún tipo de protección o ayuda. Ahora mismo en el pueblo permanecen abiertos dos farmacias y un supermercado. Pero nadie se ha reunido con los emprendedores para ver la perspectiva que tienen. “Esto ha sido como una Guerra Mundial pero sin tiros”, nos define. Pone como ejemplo lo ocurrido con el restaurante El Silbo, el más conocido de la zona y situado justo enfrente del alquiler vacacional que ocupó el turista alemán. Marcos nos cuenta que desde entonces, se quedó sin clientes.

La isla de La Gomera comenzó hace unas semanas a hacer test a todos los que llegaban a través del puerto y el aeropuerto, medida que ha contribuido a que la situación esté más controlada. Algo que el presidente insular, Casimiro Curbelo, también achaca al buen trabajo de sanitarios, los cuerpos de seguridad y por supuesto el respeto a las reglas de los ciudadanos.

EL HIERRO

Al lado de la isla colombina, se encuentra El Hierro. Hace unos años, en 2012, fue noticia por la última erupción volcánica, que provocó una grave crisis económica en su sociedad, unida a la que ya por sí atravesaba España por aquel entonces. Hoy en cambio el titular es más positivo, porque sus habitantes entran en unos días en la fase 1. En la calle, división de opiniones.

Hay quien está contento por poder salir, pero otros viven la situación con prudencia. Entre los segundos, se encuentra María José, una pequeña empresaria que se dedica a la producción de dulce artesanal, las populares quesadillas herreñas. Vive con su hija y yerno y sus tres nietos, con los que ya ha dado algún paseo, pero “no quiero de momento ir a sitios con más gente como los bares”. Cree que todavía hay muchas dudas sobre la situación.

El presidente herreño, Alpidio Armas, ha pedido que se haga un mayor número de test entre la población. Armas es consciente de que ahora mismo están en el punto de mira de toda España para ver cómo se desarrollan los acontecimientos en las tres islas. Y aunque destaca que vivirán el proceso con responsabilidad, pide ser rigurosos, porque no hay margen para la improvisación y hace un llamamiento a la sensatez de la población, para evitar un retroceso de fase, que “podría ser fatal para la isla”.

LA GRACIOSA

Una visión más optimista nos las dan en La Graciosa. Es la única isla que nunca ha tenido un solo caso de coronavirus. Sus poco más de 700 habitantes, o al menos la mayoría de ellos, según nos cuenta Antonia Evita, “tienen ilusión porque llegue el lunes”. Esta propietaria de varios alquileres vacacionales se pregunta de qué vale poder abrir estos establecimientos si no van a llegar turistas. Hablamos de un territorio que se dedica en un 90% al turismo y un 10% a la pesca.

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La Graciosa depende, administrativamente hablando, del municipio lanzaroteño de Teguise. Su alcalde, Oswaldo Betancor, pide que se de más información acerca de las medidas de seguridad que se dispondrán en los puertos que comunican las dos islas, la única via de entrada a La Graciosa.