La burocracia pone en jaque a la panadería Triana, un icono de Las Palmas con más de 100 años de historia

La histórica Panadería Triana, Miguel Díaz, con más de un siglo de actividad en Las Palmas de Gran Canaria, se enfrenta a un cierre inminente. La gerencia de Urbanismo del ayuntamiento ha desestimado el recurso presentado por los dueños contra la orden de clausura, una decisión que se fundamenta en un supuesto problema con la licencia de apertura del establecimiento.

Aristides, su actual propietario, asegura que aún no han recibido la notificación oficial del cierre. Sus abogados le han transmitido tranquilidad, pero la incertidumbre pesa sobre el negocio. "Lo que pretendemos es que esté todo al día, arreglar lo que haya que arreglar, y seguir nuestra actividad", ha explicado, recordando que de la panadería dependen 12 familias.

Un siglo de historia en peligro

El conflicto administrativo resulta desconcertante para los propietarios. La licencia de apertura, según afirma Arístides, se renovó por última vez en el año 1990 y el problema actual radica en que, supuestamente, el documento no aparece en los archivos municipales. La denuncia original proviene de un edificio cercano, pero el dueño insiste en su disposición a llegar a un acuerdo y realizar las obras necesarias para no causar molestias.

Sería muy triste que por un simple papel se acabe tanta tradición y tanto amor"

Arístides dueño de la panadería Miguel Díaz 

Para Aristides, el posible cierre es una tragedia que va más allá de lo económico. "Sería muy triste que por un simple papel se acabe tanta tradición y y tanto amor que les hemos puesto nosotros en el trabajo", ha lamentado. El negocio está reconocido por el Cabildo como patrimonio de Las Palmas de Gran Canaria y atesora anécdotas históricas, como el uso de cartillas de racionamiento durante la guerra o la venta de leche de burra.

El pan caliente, una seña de identidad

La posibilidad de trasladar el horno obrador, origen de las quejas vecinales, a otro lugar no es una solución viable para la familia. Aristides ha señalado que no disponen de la capacidad económica para afrontar un traslado y, además, supondría perder una de sus señas de identidad. "No es lo mismo tener el obrador en el mismo despacho que tener un obrador fuera, ya el pan cuando lo vayamos a despachar estaría frío", ha defendido, destacando el valor del olor a pan recién hecho.

Un futuro incierto y el apoyo del barrio

Si el cierre se materializa, la intención es "solucionarlo todo y si en uno o dos meses poder abrir otra vez, pues sería lo ideal". Sin embargo, la preocupación por los empleados es máxima. "Hay empleados que llevan 30, 40, 50 años trabajando", ha alertado el dueño. La situación laboral de estas personas, con edades avanzadas, sería muy complicada.

Dónde va esa gente con 50 y pico años ya a trabajar"

Arístides dueño de la panadería Miguel Díaz 

Mientras esperan una notificación que, paradójicamente, conocieron a través de los medios de comunicación, la panadería ha recibido una oleada de solidaridad. Aristides ha querido agradecer "a todo el mundo el apoyo" y la recogida de firmas que se ha puesto en marcha. "Casi todo el mundo del barrio de Triana no quiere perdernos como panadería", ha concluido, con la esperanza de poder seguir trabajando como lo han hecho durante los últimos 105 años.