Antonio Hormiga: ‘Lo que pasa en Lobos es una barbarie, no puede haber 5.000 personas donde caben 400’

El presidente de la patronal turística Asofuer reclama al Cabildo de Fuerteventura un control real de accesos y la implantación de una tasa que garantice limpieza y mantenimiento en Isla de Lobos 

Isla de lobos

Fernando Cárdenas

Gran Canaria - Publicado el

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La Isla de Lobos, declarada Parque Natural en 1982, vuelve a estar en el centro del debate medioambiental. Su Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) establece un aforo máximo de 400 visitantes al día, una cifra diseñada para garantizar la protección de su ecosistema. Sin embargo, en la práctica este límite se incumple de forma sistemática, especialmente en temporada alta, cuando excursionistas, catamaranes y embarcaciones privadas llegan a triplicar, e incluso multiplicar por siete, esa capacidad.

Los colectivos ecologistas denuncian que el sistema de permisos conocido como Lobo Pass no funciona como herramienta de control, sino únicamente como un registro de visitantes, lo que lo convierte en “papel mojado”.

La voz del sector turístico

El presidente de la patronal turística Asofuer, Antonio Hormiga, ha sido contundente: “Lo que está pasando en Lobos es una barbarie. Se triplica o cuadruplica la capacidad asignada de 400 personas y eso hay que controlarlo”, afirmó en los micrófonos de Herrera en COPE Gran Canaria

Lo que está pasando en Lobos es una barbarie

Antonio Hormiga presidente de la patronal turística Asofuer

Hormiga subraya que no se trata de prohibir las visitas, sino de ordenar el acceso y establecer un sistema sostenible. “Nosotros estamos de acuerdo en que se cobre una tasa para mantener el orden, la limpieza, tener empleados y poner aquello en condiciones para que sea visitado. No puede ser que en la playa de La Concha o en El Muellito no quepa la gente ni de pie”. 

Un control ineficaz

Actualmente, el registro de visitantes a través del Lobo Pass no impide que miles de personas desembarquen en la isla a diario. “En la práctica, sólo sirve para inscribir cuántas personas entran, pero no limita nada y además no pagan tampoco, sólo rellenan el papel”, lamenta Hormiga.

En la práctica, sólo sirve para inscribir cuántas personas entran, pero no limita nada y además no pagan tampoco, sólo rellenan el papel

Antonio Hormiga presidente de la patronal turística Asofuer

El presidente de Asofuer insiste en que la regulación debe ir acompañada de medidas claras: “Si los estudios dicen 400 personas, pongamos 500 como máximo, pero no 3.000 ni 5.000. Eso no puede ser”.

Llamamiento al Cabildo

La patronal también señala directamente al Cabildo de Fuerteventura, a quien responsabiliza de velar por el cumplimiento de las normas en este entorno natural. Hormiga reclama un esfuerzo político y administrativo que permita dotar al islote de la infraestructura necesaria para una visita ordenada y segura.

El Cabildo tiene que poner en marcha un sistema real de control y decidir el coste de entrada: 20, 50 o 100 euros, lo que corresponda. Con eso se podría financiar limpieza, guías, mantenimiento y vigilancia”, subrayó. 

Un equilibrio necesario

El caso de Isla de Lobos refleja el dilema entre turismo y sostenibilidad que enfrenta Canarias. Con un ecosistema tan frágil, la gestión adecuada es clave para que el paraíso natural pueda seguir siendo disfrutado por residentes y visitantes, sin hipotecar su futuro.