¿Por qué es tan difícil controlar esta oleada de incendios? Una experta en gestión forestal explica las características de estos fuegos
Asun Cámara, profesora de Ingeniería Forestal en la Universidad de Oviedo insiste también en la importancia de la prevención: "Esta oleada se puede replicar, es más que una llamada de atención"
Oviedo - Publicado el
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Los servicios de extinción llevan días luchando contra el fuego en Asturias. El cambio en la meteorología de los últimos días favorece que el control sobre los incendios cada vez sea mayor. Por eso el Principado, con la situación aparentemente estabilizada, enviará medios a la provincia de León. Para tratar de frenar el avance desde la provincia vecina. Las labores de extinción están siendo tremendamente duras. Porque los incendios cada vez son más virulentos y se expanden con más fuerza, como describe en COPE Asun Cámara, profesora titular de Ingeniería Forestal en la Universidad de Oviedo, que forma además parte de la plataforma 'Juntos por los Bosques': "Estos incendios despenden una energía tan brutal que es casi imposible apagarlos".
Las labores de los equipos de extinción una vez que los fuegos están relativamente controlados están centradas en establecer con maquinaria pesada zonas para frenar los incendios que llegan desde León. Y que no penetren en el Principado. Aunque eso tampoco será garantía, porque las imágenes de los incendios que llegan desde otras comunidades, como Galicia o León, muestran una virulencia excepcional.
Un helicóptero trabajando en el incendio de Villar de Vildas, en Somiedo
"ES CASI IMPOSIBLE APAGARLOS"
Como apunta Asun Cámara, es muy difícil contener estos fuegos: “Es casi imposible. Es sorprendente para los que no hayan escuchado el mensaje que llevamos transmitiendo años. El abandono en el medio rural, con la desaparición de la ganadería, ha hecho que la vegetación haya ido colonizando esas zonas de manera espontánea. Además en la zona norte con este clima se desarrolla con rapidez. En condiciones de sequías y olas de calor la vegetación se seca y en cuanto hay algo que prenda la mecha es un polvorín, porque es una continuidad de vegetación. Es una energía tan brutal la que desprenden los incendios, que no se pueden apagar”.
Bomberos de la BRIF de Tineo dirigiéndose al helicóptero
cambios en el paisaje
Precisamente ese abandono del medio rural hace que se haya ido perdiendo parte de la prevención, ya que las administraciones no la han asumido para garantizar que no haya incendios: “Claro que este período se puede replicar. Esto es más que una llamada de atención. Lo que hay que intentar es crear condiciones adecuadas en el medio, para que se puedan abordar y extinguir los fuegos. Tener un paisaje como teníamos antes. Con zonas abiertas, más pastos, más zonas cultivadas... Zonas que el propio sector primario utilizaba para su abastecimiento y generaban esas discontinuidades que ahora ya no tenemos. Si no hay gente en el campo, tendremos que hacerlo de manera artificial. Intervenir en el paisaje para crear esa estructura de mosaico que permita disminuir la potencia de los incendios. Gestión activa del territorio, gestión forestal disminuyendo la carga de combustible en los propios bosques. Si no se aborda esto con seriedad, seguirán produciéndose”.
¿CUánto tardará la RESTAURACIÓN?
De momento hay cuatro mil hectáreas arrasadas en Asturias. Que son ahora una incógnita en lo que respecta a una futura regeneración: “Es la pregunta del millón. Depende de la tipología del incendio y del potencial de la vegetación previa al fuego. Hay especies que están muy adaptadas a la regeneración y son capaces de brotar y hay sitios que han pasado por tantos incendios, como en el suroccidente, y están completamente agotados y con una regeneración muy compleja. El primer paso sobre todo es sacar la madera. En el incendio de Valdés de 2023, uno de los mayores problemas es sacar esa madera quemada. Todavía se sigue sacando madera. Es una pérdida del patrimonio espectacular. Apagar una hectárea en extinción es muchísimo más caro que los trabajos para prevenir una hectárea. Del orden de unos 10 o 15 veces más”.