Cómo proteger las colmenas de los golosos ataques de los osos
En los bosques del occidente asturiano los apicultores siguen utilizando construcciones ancestrales

Cortín
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Todos sabemos lo golosos que pueden llegar a ser los osos, en especial con la miel. De ello, dan fe los apicultores asturianos del occidente de Asturias que tuvieron que ingeniárselas hace muchos años para proteger las colmenas de los plantígrados. Ahora es muy común encontrar en los montes donde se ubican colmenas vallas electificadas o los llamados "pastores eléctricos" para disuadir al oso cuando acude al olor de la miel. Son las modernidades que también llegan al mundo rural, pero antaño, había que buscarse la vida para preservar las colmenas y su producto de la voracidad de este animal. Entonces, los apicultores construían un cercado con forma circular y, en ocasiones, cuadrada alrededor de las colmenas, es lo que se conoce como "cortin". La construcción protegía las colmenas, no solo del oso, también de otros animales, incluyendo el ganado.
Este muro construído de piedra y barro suele tener entre 12 y 20 metros de diámetro y una altura de 2 a 3 metros, con un espesor de casi un metro. Se remataba en altura con un alero de losas de pizarra sobresaliendo medio metro en la parte superior, que también servía de protección frente a la lluvia. Se accede a su interior a través de una pequeña puerta de madera con cerradura, aunque en algunos de ellos, no hay puerta, con lo que se accede mediante escaleras de mano. Su orientación suele ser hacia el sur buscando el sol y el calor para las colmenas, y además se ubicaban en zonas de pendiente para evitar que el muro diera sombra al interior. Su sitio solía ser a media ladera.
Estas construcciones cayeron en desuso hacia los años 60 del siglo pasado, aunque en muchos lugares del suroccidente asturiano todavía se pueden encontrar en los bosques estos curiosos muros, muchos de ellos, semiderruidos, aunque se están llevando a cabo iniciativas para recuperarlos, y es que, todavía son bastantes los apicultores que los siguen utilizando.