Proyecto Hombre reclama una comunidad terapéutica solo para mujeres
La fundación alerta de que ellas suponen solo el 20% de los tratamientos y que tardan entre 15 y 20 años en pedir ayuda desde que detectan que tienen un problema

Jesús Sánchez, director de Proyecto Hombre, reclama una comunidad terapéutica residencial solo para mujeres
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La Fundación Centro de Solidaridad de Zaragoza-Proyecto Hombre es una referencia en el tratamiento de las adicciones. La comunidad terapéutica de Miralbueno, que cuenta con 45 plazas concertadas con el departamento de Sanidad, es el único recurso de internamiento que existe en Aragón. En 2022, 143 personas pudieron beneficiarse de este servicio.
Está destinada a personas que necesitan realizar una parte de su tratamiento en régimen residencial. Allí se les ofrece un itinerario individualizado en un contexto de grupo, atendiendo a sus necesidades médicas, familiares, psicológicas, familiares y sociales. Forma parte de un proceso más amplio, que empieza y termina de forma ambulatoria en las UASAS (Unidades de atención y seguimiento de las adicciones).
Aunque cada caso es diferente, el perfil tipo de persona que accede a estos recursos es el de un hombre de entre 35 y 40 años, consumidor de psicoestimulantes, principalmente cocaína, “que acude porque se les está yendo de las manos, con unos problemas familiares y económicos porque costearse el consumo no es barato y vienen porque ven que no pueden continuar así”, explica Jesús Sánchez, director general de la Fundación.
De las 143 personas atendidas en la Comunidad Terapéutica, 121 son hombres y solo 22 son mujeres. Una brecha que pone en evidencia la dificultad que ellas encuentran para acceder a este tipo de tratamientos. “Hay un estigma familiar, social y laboral muy grande y, además, son ellas las que asumen la carga de los cuidados, si tienen hijos les condiciona muchísimo para iniciar un tratamiento de internamiento”, explica Sánchez.
De hecho, las mujeres tardan “entre 15 y 20 años desde que manifiestan que tienen un problema de adicción hasta que realmente solicita tratamiento y cuando llegan lo hacen con un deterioro tremendo a todos los niveles, físico, psicológico y social”, advierte Sánchez, quien lamenta, además, que acceden menos a los tratamientos: “Nunca llegan al 20%”.
Por todo ello, el Centro Social de Zaragoza ha planteado al departamento de Sanidad la necesidad de poner en marcha una comunidad terapéutica exclusiva para mujeres, con entre 12 y 15 plazas. “Supone una inversión, no un coste, tenemos el personal necesario, es una cuestión de presupuesto”, señalan.
Para Sánchez, es necesario, además, contar con un espacio de protección para estas mujeres con problemas de adicciones. “No es que la comunidad mixta no sea un espacio seguro, pero cuando se dan relaciones, como en el resto de la sociedad, las que salen más perjudicadas son ellas”, apunta.
¿Y DESPUÉS QUÉ?
Pero el problema al que se enfrentan muchas de las personas cuando finalizan su tratamiento, sobre todo después de haber pasado por la Comunidad Terapéutica, con una estancia media de 7 meses, es reincorporarse a una vida normalizada.
El 30 de septiembre de 2022 se firmó un acuerdo de Acción Concertada con el Gobierno de Aragón para gestionar un Piso Supervisado, con capacidad para 5 residentes. Su objetivo es facilitar los procesos de inserción en usuarios que no disponen de medios ni estructura familiar. O la que tienen dificulta todavía más el proceso.
“Hemos detectado a lo largo de los años que era difícil su reinserción social porque en bastantes casos no tenían red de apoyo familiar ni amistades y era muy fácil volver al medio del que habían salido porque es lo que conocen”, apunta Pilar Aznar, presidenta del Comité Ejecutivo del Centro de Solidaridad de Zaragoza.
“Los pisos supervisados son la mejor herramienta no solo en adicciones, también en personas con problemas de salud mental, porque no necesitan atención las 24 horas”, señala Sánchez. De hecho, la Fundación está dispuesta a ampliar el servicio si el departamento de Sanidad les apoya.
ATENCIONES MÚLTIPLES
El Centro Social de Zaragoza atendió en 2022 a 1.285 personas, aunque su presencia entre usuarios y familiares alcanza casi las 1.800. La sustancia principal de acceso es la cocaína, aunque es muy habitual que sean policonsumidores.
“Los efectos más dramáticos los genera el alcohol, no solo por las consecuencias que tiene, también por su relación con accidentes de tráfico y la violencia, aunque se habla poco de esto porque es una sustancia legal y muy aceptada socialmente”, explica Sánchez.
La Fundación atiende a personas desde los 13 a los 78 años, con casuísticas diversas. El programa de jóvenes Tarabidan, que trabaja con menores y sus familias, ha atendido 120 casos en 2022, especialmente por consumo de cannabis. Dentro del área de prevención, existe también una consultoría de intervenciones psicoeducativas con adolescentes en riesgo.
Para la población general, en las UASAS (Unidades de Atención y Seguimiento a las adicciones), se trabaja de forma ambulatoria para dar respuesta a diversos perfiles, permitiendo a los usuarios mantener la vinculación con su ambiente. Se trata de un tratamiento individualizado combinado, en muchos casos, con terapia de grupo.
La Fundación va a desarrollar, además, un proyecto piloto en la empresa FCC, encargada de la limpieza y el mantenimiento de las zonas verdes en Zaragoza y que cuenta con una plantilla de 1.200 personas. Se trata de un “ambicioso plan de prevención en el ámbito laboral”, con formación y sensibilización desde los equipos directivos a los trabajadores y que aspira a ser “pionero” en el ámbito de las grandes empresas.