Expertos en Aragón alertan: el peligro no es la pantalla, sino un negocio diseñado para enganchar

Una comisión en las Cortes de Aragón analiza el impacto de la tecnología en menores con una conclusión clave: es urgente educar en valores y regular los diseños adictivos

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Imagen de archivo de jóvenes usando teléfono móvil

Marta López

Zaragoza - Publicado el

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La relación de los niños y adolescentes con la tecnología se ha situado en el centro del debate en las Cortes de Aragón. En la Comisión Especial de Estudio para reforzar su protección, diversos expertos en psicología y sexología han desgranado una realidad compleja, llena de matices, que se aleja de la simple demonización de las pantallas. La conclusión principal que emerge de sus intervenciones es que el foco no debe ponerse tanto en el tiempo de uso, sino en la calidad de ese tiempo y, sobre todo, en los modelos de negocio que diseñan productos digitales para ser intencionadamente adictivos. La solución, coinciden, pasa por educar en valores y pensamiento crítico más que por prohibir.

¿Adicción o uso problemático?

La primera en intervenir, Yolanda López del Hoyo, catedrática de Psicología en la Universidad de Zaragoza, ha pedido cautela terminológica. Científicamente, ha explicado, no se puede equiparar el uso problemático de internet con una adicción a las drogas duras, ya que no se cumplen los seis criterios diagnósticos requeridos, como la tolerancia o la abstinencia, con la misma intensidad. Ha subrayado que la evidencia científica actual no demuestra de forma concluyente que la tecnología cause daños significativos en la salud mental, sino que a menudo existe una correlación: “Podría darse que una persona con problemas use la tecnología para afrontar estos problemas”. En muchos casos, el móvil se convierte en una vía de escape ante estados emocionales negativos o dificultades para socializar.

Además, ha insistido en la necesidad de diferenciar. No es lo mismo pasar tres horas viendo vídeos aleatorios en TikTok que emplearlas en aprender a tocar un instrumento con una aplicación o viendo un documental educativo. Rechazar de plano las pantallas, ha advertido, “sería una versión muy simplista que limitaría y desperdiciaría todos los recursos y potencialidades que nos ofrecen”. El poder educativo de la tecnología, ha sentenciado, “es innegable”, permitiendo un aprendizaje más flexible y accesible que reduce barreras geográficas, económicas y sociales.

El verdadero riesgo: un negocio diseñado para enganchar

El verdadero peligro, según López del Hoyo, reside en los llamados “determinantes comerciales y económicos de la salud”. Se trata de las estrategias que utiliza el sector privado para diseñar productos perjudiciales para la salud con el único fin de maximizar sus ganancias. Características como el ‘scroll’ infinito, las recompensas constantes o la reproducción automática no son casuales; están pensadas para “conseguir el mayor número de usuarios durante el mayor tiempo posible”. Es aquí donde los expertos piden la intervención de los gobernantes, para regular y limitar estos aspectos dañinos que promueven el consumo indiscriminado y que se benefician de los datos de los usuarios para explotar sus vulnerabilidades.

Esta realidad ya tiene cifras en la capital aragonesa. Yolanda Mañas, jefa de servicio del Centro Municipal de Atención y Prevención de las Adicciones (CMAPA), ha presentado un estudio de 2023 que revela que los menores de Zaragoza dedican más de cuatro horas diarias a las pantallas entre semana, cifra que asciende a más de siete horas los fines de semana. El informe también alerta sobre una edad de inicio en el juego con apuestas de solo 12,8 años y una exposición muy temprana a la pornografía, alrededor de los 12 años, lo que provoca graves distorsiones en su desarrollo.

El porno no siempre es el origen del problema, sino el lugar al que acuden nuestros jóvenes cuando nadie les ha enseñado a comprender su deseo"

Silberio Pérez 

Coordinador de Amaltea

Educar para proteger, la clave frente a la prohibición

Santiago Boira, presidente del Colegio Profesional de Psicología de Aragón, ha puesto el acento en cómo las pantallas interfieren en el desarrollo evolutivo de los más pequeños. Ha alertado de que la sobreexposición está ligada a retrasos en el lenguaje, problemas de psicomotricidad, una menor capacidad para el juego simbólico —clave para la estructuración cognitiva— y una baja tolerancia a la frustración. Por ello, ha abogado por una “alfabetización neuroeducativa” a las familias para que comprendan estos riesgos y ha defendido el lema de “proteger más que prohibir”, con medidas como retrasar el acceso a redes sociales hasta los 16 años.

En la misma línea, el sexólogo Silberio Sáez, codirector de AMALTEA, ha explicado que el porno y las redes sociales generan un guion sexual distorsionado, basado en la cosificación de la mujer, la presión estética y la violencia normalizada. Sin embargo, ha señalado que la solución no es la censura, sino construir un modelo positivo. “La evidencia es clara: cuando cultivamos el afecto, la responsabilidad en el vínculo, el consentimiento, el respeto y la intimidad segura, la reducción del riesgo aparece como consecuencia”. Silberio Sáez ha sido contundente al afirmar que “el porno no siempre es el origen del problema, sino el lugar al que acuden nuestros jóvenes cuando nadie les ha enseñado a comprender su deseo”.

Todos los ponentes han coincidido en la necesidad de llegar antes de que surja el problema. Para ello, han reclamado más recursos y un acompañamiento continuo, con más psicólogos en atención primaria y en los centros educativos. Han propuesto fomentar el pensamiento crítico en el aula, desarrollar programas de educación afectivo-sexual basados en valores y, sobre todo, dotar a las familias de herramientas para guiar a sus hijos en un ecosistema digital que, sin una correcta supervisión y regulación, puede tener consecuencias muy negativas.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.