El sector agrario del Pirineo advierte sobre el control horario: "Es imposible fichar en el campo cuando ni siquiera hay cobertura"

Los profesionales del sector primario denuncian que las nuevas medidas impulsadas desde el Gobierno no se pueden aplicar en el medio rural, donde la temporalidad y la falta de conectividad marcan el día a día del trabajo en el campo

Paola Bandrés

Jaca - Publicado el

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La propuesta de reducir la jornada laboral impulsada por Yolanda Díaz no salió adelante en el Congreso. Sin embargo, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo ha vuelto a la carga con un nuevo plan: el refuerzo del control horario digital en las empresas. Una medida que pretende garantizar la inspección en tiempo real y acabar con el uso de papel. 

Pero, según Fran Aísa, agrarista y profesional del campo en la Jacetania, este planteamiento no tiene cabida en la agricultura ni en la ganadería, especialmente en zonas rurales donde ni siquiera existe cobertura móvil o internet. “¿Cómo va a fichar un pastor en la montaña si no hay señal? Desde un despacho en Madrid se ve muy fácil, pero la realidad es otra”.  

Horarios rígidos frente a la temporalidad del campo  

Aísa recuerda que la actividad agrícola y ganadera depende de factores como la climatología, la siembra o la recolección, lo que hace imposible aplicar un horario fijo como en una oficina. “En la vendimia o en la recogida de fruta hay que trabajar muchas horas en pocos meses porque la naturaleza no espera. Con una jornada rígida esas campañas serían inviables”, subraya. 

Además, alerta de que esta normativa puede provocar el efecto contrario al que busca. “Si tengo dos trabajadores y me obligan a reducir jornada, tendría que contratar a un tercero. Y si no puedo, me tocará a mí hacer 12 horas al día. ¿Dónde queda entonces la conciliación del agricultor o del ganadero?”.

Brecha digital en el medio rural  

Uno de los aspectos más cuestionados por Aísa es la digitalización del registro horario. El plan del Gobierno pasa por un sistema en línea que registre entradas, salidas y pausas de los trabajadores. Pero en muchos pueblos de montaña o zonas despobladas, la conectividad sigue siendo inexistente. 

“Hay territorios donde durante meses no hay cobertura. ¿Cómo se va a registrar la jornada de un pastor en un puerto de montaña? El problema es que se legisla sin conocer la realidad del medio rural”, insiste.

El agrarista también reclama que la conciliación incluya a los propios empresarios rurales. “Se habla de bienestar del trabajador, pero el agricultor o ganadero también tiene derecho a estar con su familia. Si las normas son tan rígidas, muchos optarán por no contratar y finalmente cerrarán sus explotaciones”, advierte.

El agua, otro frente abierto en el campo 

Más allá del debate sobre la jornada laboral, Aísa también señala otro problema estructural: el agua. Ante discursos políticos que plantean "llevar el agua de donde sobra a donde falta", asegura: “Aquí no sobra agua, lo que falta es gestión”. 

El profesional del campo recuerda que la falta de planificación hídrica amenaza el futuro del medio rural. “El agua es riqueza, es economía y es vida. Si no se gestiona bien, dentro de 50 años muchos pueblos estarán vacíos”, alerta.