Los "nietos" que combaten la soledad: "Es una alegría muy grande poderlos ver sonreír"

Niños de 10 y 11 años del colegio Tabladilla de Sevilla se han convertido en una visita muy esperada cada viernes en la residencia Fundomar. A través del proyecto ‘Compartiendo sonrisas’, alumnos de quinto y sexto de primaria llevan a cabo una iniciativa intergeneracional para combatir la soledad de las personas mayores y, al mismo tiempo, aprender el valor del cuidado y el respeto.

Para los pequeños, la experiencia es profundamente gratificante. Manuel, uno de los alumnos, destaca la emoción que percibe en los residentes: “La alegría que tienen cuando vamos, porque siempre esperan a que vayamos los niños de Tabladilla”. Según cuenta, el sentimiento es mutuo: “Nosotros disfrutamos, pero ellos además disfrutan también con nosotros, entonces es una alegría muy grande”.

Otro de los estudiantes confiesa que para él “es un placer poder disfrutar con las personas mayores de Fundomar cada viernes”. Siente que debe “aprovechar al máximo el ratito” que pasa con ellos, consciente de que algunos residentes sufren una gran soledad. Por eso, concluye que “es una alegría muy grande poderlos ver sonreír”.

Es una alegría muy grande poderlos ver sonreír"

Manuel, alumno de 11 años

Recuerdos que marcan

Las actividades que comparten son variadas y van desde un bingo musical con canciones de su época hasta talleres de pintura, lectura o juegos de mesa. Estas interacciones generan momentos únicos, como el que relata uno de los niños sobre José Luis, un residente que “jugaba muy bien al ajedrez” y le ganó “en cuatro jugadas”. Otro momento inolvidable fue durante una gala en el colegio, cuando invitaron a los mayores a desayunar churros.

“Uno de los mayores, que se llama Pepe, se levantó de su silla, en primera fila, y se puso a bailar las canciones, y eso para mí ha quedado marcado, porque eso es una alegría”, rememora emocionado uno de los escolares. Estas vivencias refuerzan los lazos afectivos creados.

Uno de los mayores, que se llama Pepe, se levantó y se puso a bailar las canciones"

Para muchos de estos niños, la relación va más allá. Es el caso de Damián, quien afirma que estar en la residencia le recuerda a sus propios abuelos. “Cuando estoy con algunos residentes, me porto también como cuando estoy con mi abuelo”, explica, mostrando la profunda conexión personal que desarrolla con los mayores.

Un proyecto de aprendizaje y servicio

Alfredo Ogalla, coordinador del proyecto, explica que ‘Compartiendo sonrisas’ surgió como respuesta al “problema creciente” de la “soledad no deseada de las personas mayores”. Se diseñó como un programa de aprendizaje y servicio donde los alumnos no solo acompañan, sino que también preparan los talleres en asignaturas como Educación Artística, Música o Lengua.

Ogalla subraya que los grandes beneficiados de la actividad son los propios niños, que “aprenden a cuidar” y a desarrollar un “compromiso social”. “Ellos nos dieron la vida y, de algún modo, no podemos dejarlos de lado”, reflexiona el coordinador sobre la importancia de respetar a los mayores.

APRENDIZAJE CON PELÍCULAS COMO 'UP'

El proyecto se desarrolla de octubre a mayo, pero cuenta con una fase de preparación en septiembre. Durante este mes, los alumnos participan en sesiones formativas, como charlas con personal de la residencia o médicos, y analizan películas como ‘Up’ en un cinefórum para trabajar el contacto con la tercera edad de una forma lúdica.

Los alumnos de sexto de primaria, como veteranos, guían a los de quinto, que se incorporan este año. El programa culmina con eventos especiales, como la gala de Navidad prevista para el 17 de diciembre, donde los mayores visitarán el colegio para disfrutar de villancicos y un desayuno con churros y chocolate.