Esto es lo que le pasa a tu cuerpo si comes ajo todos los días
Esta hortaliza es un poderoso antiinflamatorio que debemos incluir en nuestra dieta
Cope AndalucíaAndalucía
Tiempo de lectura: 3'Actualizado 08:26
Es uno de los ingredientes estrella en nuestra cocina. Y no le faltan razones, además del delicioso sabor que aporta a nuestros platos, el ajo es uno de los súper alimentos que debemos consumir a diario. ¿Por qué?
Los 5 alimentos más saludables para su hígado
— Aliben Salud (@Aliben_Salud) October 4, 2020
El ajo tiene propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a regular el trabajo del hígado", apunta la nutricionista Grace Fjeldberghttps://t.co/f3TQ4CGcjU#ajo
Vía @RevistaSemana
Sus propiedades medicinales son imprescindibles para mantener nuestro organismo en equilibrio. De hecho, un pequeño diente de ajo posee más de 2000 componentes activos y una gran variedad de vitaminas, sobre todo la C y la B6 además de minerales como calcio, manganeso, potasio o fósforo. Estas son las poderosas razones por las que debemos incluirlo en nuestra dieta:
- Es un poderoso antiinflamatorio.
- Nos ayuda a combatir el colesterol.
- Favorece el sistema inmunitario.
- Reduce la presión sanguínea.
- Nos ayuda a prevenir catarros.
- Es un buen aliado para prevenir enfermedades como el cáncer.
- Su alto poder virucida lo convierte un eficaz antiverrugas.
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¿CRUDO O COCINADO?
Aseguran los nutricionistas que para disfrutar de los increíbles beneficios que tiene el ajo, debemos ingerirlo crudo, ya que es así como mantiene la mayoría de sus propiedades.
Ante el fuerte sabor y olor del ajo crudo, muchos nos preguntamos. Si tengo que tomarlo sin cocinar, ¿Puedo tragarlo entero? La respuesta es no. Si queremos disfrutar de todos sus beneficios, debemos machacarlo.
Además, es uno de los alimentos que no podemos olvidar en nuestra despensa cuando llega el otoño, ya que contiene un alto contenido de alicina, unos 4 miligramos por gramo de este alimento. Al parecer, su efecto es tan inmediato que en apenas segundos llega a los pulmones, por esta razón nos ayuda a prevenir los resfriados.
UN POTENTE ANTIBIÓTICO NATURAL
Otra de las características que convierten al ajo en el rey de nuestra despensa, es que actúa como un antibiótico natural. Esta propiedad se la da la alicina, gracias a ella el ajo nos ayudará a prevenir la proliferación de bacterias en nuestro organismo.
Sin embargo, este componente no se encuentra en el ajo, sino que se libera cuando la aliína, un aminoácido azufrado que si está presente en él, entra en contacto con el oxígeno. Por eso, tomarlo crudo es la mejor opción. Un buen momento puede ser el desayuno. Podemos optar por una tostada de aceite, jamón y añadirle ajo en finas láminas. Su sabor es delicioso. Otra opción es prepararlas para el aperitivo y acompañarlas con queso o embutidos.
UN BÁSICO EN LA COCINA EGIPCIA
Pero el ajo no es una hortaliza propia de nuestro siglo. Este ingrediente ya lo usaban en la antigüedad por sus fuertes propiedades curativas. Además, los griegos y los egipcios lo consumían hace 6.000 años, muy conscientes del valor que contenía.
El ajo nos ayuda a prevenir los primeros signos de la edad
Si hay un alimento que tenga un enorme poder antioxidante, ese es el ajo. Su consumo habitual nos ayudará a prevenir la oxidación de las células. Por esta razón debemos tenerlo muy en cuenta si queremos prevenir el envejecimiento y los primeros signos de la edad.
¿CÓMO EVITAR ESE OLOR TAN INTENSO?
Sus propiedades son enormes. Su sabor es delicioso, y es el ingrediente que dará un toque muy especial a nuestros guisos, carnes o pescados. Solo hay algo que consigue que muchas personas no incluyan el ajo en su dieta. Se trata de su intenso olor. Cuando lo ingerimos crudo, el olor que deja en el aliento e incluso en la piel es muy fuerte y puede durar horas.
Sin embargo, el mal aliento se puede evitar. ¿Cómo? Para suprimir el típico mal aliento o posibles ardores, se aconseja retirar el germen del ajo, ya que es ahí donde se concentra su olor característico y que suele resultar indigesto. Para combatir el mal aliento, aunque no existe un remedio infalible, podemos seguir los trucos naturales de nuestras madres y abuelas: masticar durante un rato hojas de perejil o de menta.
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