Jaén - Publicado el - Actualizado
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Hace tiempo, a raíz del trabajo de los conserjes que recogen la basura a los inquilinos de las viviendas, comentaba con un amigo que yo prefería recoger la basura a que me la recojan. No porque sea mi trabajo profesional, aludía a que prefiero servir a que me sirvan.
Servir a los demás transforma positivamente tanto al que sirve como al que recibe, fortalece la autoestima, fomenta la conexión social y es una poderosa herramienta de autosuperación espiritual y personal.
La ayuda desinteresada promueve la compasión, la humildad y la unidad, y ello impacta en individuos, equipos y en la sociedad en su conjunto. Hay quien cree que el poder está en el orgullo, la prepotencia o la arrogancia, pero Jesús ya nos enseñó que el poder está realmente en el servicio.
El altruismo provoca un impacto positivo en la vida de los demás. A la madre Teresa de Calcuta se le atribuye la frase “quien no vive para servir, no sirve para vivir”. Pues eso, prefiero recoger la basura a que me la recojan, prefiero servir a que me sirvan.
Miguel Lechuga Viedma