El revolucionario método de un árbitro para frenar la violencia en el fútbol: 'Hay que dejar de abrazar a los violentos'
La Policía Nacional sigue buscando al aficionado del Pérez Cubillas que golpeó a un chaval de 13 años el pasado fin de semana
Huelva - Publicado el
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La reciente agresión de un aficionado a un jugador infantil de 13 años en Huelva ha vuelto a poner el foco en la violencia que rodea al fútbol base. Mientras la Policía Nacional busca al agresor, surgen figuras que llevan años trabajando en la dirección contraria. Es el caso de Ángel Andrés Jiménez, un árbitro de Benalmádena que, desde 2006, aplica un método propio para fomentar el respeto y la deportividad en el terreno de juego.
Un protocolo propio contra la violencia
Jiménez decidió en 2006 que tomaría medidas contra la violencia verbal, la primera que suele aparecer en los partidos. Para ello, diseñó un protocolo personal de tres pasos. "Primera falta de respeto, paro", explica. Si el comportamiento persiste, el segundo paso es llamar a la policía. El tercero, con las autoridades ya presentes, sería la suspensión definitiva del encuentro, un extremo al que nunca ha tenido que llegar. "La medida surtió efecto, la gente reacciona cuando ve que se hace algo", afirma el colegiado.
Con el tiempo, las charlas que impartía a los equipos antes de los partidos se extendieron también al público. En ellas, Jiménez habla de la importancia de "animar, sin dar instrucciones a los niños para no agobiar". El objetivo es que los menores tengan derecho a jugar en un ambiente donde puedan divertirse y formarse, y recuerda que "los adultos tenemos la obligación de crear esas condiciones".
Hemos dado cabida y a veces hasta hemos abrazado a los violentos"
Padres en la grada, no entrenadores
Una de las claves de su método es el mensaje que dirige a los padres y familiares en la grada. Les pide que no corrijan a los niños y que "dejen al entrenador hacer su trabajo tranquilamente". Según Jiménez, los jugadores "no esperan más entrenadores en las gradas", sino que necesitan ver a sus seres queridos disfrutando y acompañando. "Lo que quieren son seres queridos animando, creando buen ambiente, que se puedan girar y ver allí a las personas que son importantes en sus vidas. Todo lo demás es agobiar", sentencia.
El 'VAR de la honestidad'
Además del "bar de la afición" (ver, animar y respetar), el árbitro promueve entre los jugadores y técnicos lo que llama el "'VAR de la honestidad'". Les pide que le corrijan si se equivoca en una decisión que les beneficia, porque considera la honestidad como "la esencia de la deportividad". Jiménez recuerda un partido de infantiles en el que no vio quién debía realizar un saque de banda. "'No lo he visto', dije en voz alta. Y uno de los entrenadores automáticamente dijo: 'Sacan ellos'. Esto lo escuchan los chavales y es una lección que vale más que 50.000 palabras", relata.
Para este colegiado, este tipo de acciones son la verdadera victoria. Sobre incidentes como el de Huelva, reflexiona: "En el fútbol no hemos sabido generar una cultura de respeto, sino que hemos dado cabida y a veces hasta hemos abrazado a los violentos, a los maleducados, a los tramposos". Y concluye citando a Luther King: "Temo mucho más el silencio de la gente buena que los actos malos de la gente mala".