Esta fruta tiene unas propiedades magníficas para ayudar al funcionamiento óptimo de nuestro organismo que podemos disfrurar en el desayuno, de postre, de merienda o en alguna receta en cualquiera de sus formas.

Nutricionalmente, las fresas destacan por su alta concentración de antioxidantes que, sumados a sus vitaminas y minerales, y su baja cantidad de calorías hace que se encuentren en muchas dietas para aquellas personas que deseen perder peso de forma saludable, ya que sacian, entretienen y son beneficiosas para el metabolismo.

No se quedan ahí los beneficios pues sus compuestos activos regulan los niveles de azúcar en la sangre e inhibe los daños ocasionados por los radicales libres. A continuación detallamos algunos de los beneficios que destacamos

· AYUDA A LA FELICIDAD

La "vitamina del ánimo" están en las fresas. Parece algo surrealista pero esta Vitamina B1, la tiamina, ayuda a subir el estado de ánimo y a combatir esos episodios de irritabilidad o tristeza.

·AYUDA A NUESTRO CORAZÓN

Según un estudio publicado en The British Journal of Nutrition, esta fruta ayuda al corazón con sus objetivos cardiovasculares porque, entre otras, contienen un tipo de antioxidante que consigue reducir el nivel de inflamación de los tejidos y, de paso, disminuyendo los niveles de triglicéridos y colesterol.

Estas funciones ayudan a reducir considerablemente el riesgo de hipertensión arterial, ya que aumenta la elasticidad de las arterias y evita las obstrucciones. En el propio estudio se señala que su consumo, dos o tres veces por semana, puede disminuir las probabilidades de padecer infartos del miocardio y accidentes cerebrovasculares.

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· ALTA HIDRATACIÓN

Como la mayoría de las frutas, las fresas no se quedan atrás en una alta composición de agua que ronda el 92% por lo que, en día de calor, no solo sacia las altas temperaturas corporales sino que ayuda igualmente a contrarrestar la pérdida de líquidos. Ideal también para deportistas.

Además, esta hidratación también es saludable para la piel puesto que elimina las toxinas que aceleran el proceso de envejecimiento y, a la par, disminuye los daños causados por la radiación solar.

· REFUERZA NUESTRO CEREBRO

Muchas personas jóvenes -y no tan jóvenes- buscan ejercicios a través de las nuevas tecnologías para ejercitar las labores cognitivas y otras relacionadas con nuestro funcionamiento cerebral. En este caso, las fresas, con los flavonoides contenidos, ayudan en este compromiso porque estos pequeños elementos son unos grandes soldados que combaten contra el estrés oxidativo y optimizan las funciones cerebrales. Recientes estudios afirman que estos flavonoides podrían ser claves para prevenir trastornos neurodegenerativos y ayudan a parar el riesgo de deterioro cognitivo en las personas mayores.

· DIGESTIVA

Las fresas contienen cantidades importantes de fibra dietética que, combinada con el agua, ayuda a mejorar el movimiento intestinal para facilitar la expulsión de las heces y combatir, de esta manera, el estreñimiento.

Con esta fibra se controla igualmente la inflamación abdominal y los problemas intestinales que pueden ocasionar cualquier mala alimentación. Gracias a su Vitamina C, sus minerales y antioxidantes, ayudan no solo a lo anteriormente mencionado sobre la función cardiovascular, sino que promueven la eliminación de desechos de una manera óptima.

· MEJORAN NUESTRA VISIÓN

Sí, has leído bien -quizá estés comiendo fresas ahora mismo- pero este alimento contiene altos niveles de pigmentos como la luteína y la zeaxantina, y dos carotenos que contribuyen a proteger la salud visual. Estos antioxidantes, junto a la vitamina C, crean un filtro contra los rayos UVA del sol y las toxinas, disminuyendo así las probabilidades de padecer las temidas cataratas o degeneración macular.

Hay motivos más que suficientes para que la ingesta de fresas sea, además de apetitivo por su sabor y sus múltiples formas de consumirlas, muy recomendada por los especialistas por ser un alimento que nos ayuda a mantener el bienestar del cuerpo.