Cada 12 octubre, la Virgen del Rosario recorre en procesión las calles del Realejo. En esta ocasión, las circunstancias sanitarias han llevado a la suspensión del cortejo y la Virgen ha sido expuesta a la veneración de los fieles ante su altar, situado en el crucero de la Iglesia de Santo Domingo-Parroquia de Santa Escolástica.

La Copatrona de Granada fue trasladada desde su camarín hasta el altar mayor, con motivo de su festividad litúrgica el pasado 7 de este mes, donde ha permanecido durante los distintos cultos que desde se han celebrado desde ese día, entre ellos la renovación del Voto del Ayuntamiento por su intercesión durante la epidemia de 1679.

En el altar de cultos del día en que debería haber salido en procesión, la Virgen del Rosario lució un manto verde bordado en oro, que fue una donación de varias familias granadinas en 1904 y se situó sobre la peana del paso que realizó Espinos Cuadros. El Niño Jesús fue ataviado con un traje de color morado, en alusión a la pandemia, y por este mismo motivo se ubicó también en el altar la imagen de San Miguel Arcángel que habitualmente se venera en el citado camarín. Los blandones que se utilizaron fueron cedidos por la Hermandad Sacramental del Sagrario.