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Las enfermeras explican cómo hacer frente a las olas de calor y a las quemaduras solares

Son los problemas relacionados con el verano que más preocupa y que padecen uno de cada cuatro jóvenes

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Córdoba

Tiempo de lectura: 7'Actualizado 14:15

El estrés por calor, el agotamiento por calor y la insolación o golpe de calor son los tres principales problemas de salud que produce la exposición a las altas temperaturas, ante los cuales las enfermeras cordobesas quieren ofrecer hoy, en el día que comienza el verano, una serie de consejos y recomendaciones para prevenir o hacer frente a los efectos negativos del calor. Máxime teniendo en cuenta que Córdoba es la provincia andaluza que históricamente viene registrando una mayor tasa de mortalidad asociada a las altas temperaturas, según datos de la Consejería de Salud y Familias.

El calor también puede ocasionar otras complicaciones, como las quemaduras solares, que es el problema directamente relacionado con la época estival que más preocupa a los cordobeses, con una incidencia media en los hogares del 11,7% en el último año, y que han padecido casi uno de cada cuatro, el 23,5%, en el caso de jóvenes entre 18 y 34 años. Así lo señalan los datos de la encuesta.


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La salud de los cordobeses: cuidados de la salud en verano realizada por el Colegio Oficial de Enfermería de Córdoba, que reflejan que al 43% de los hogares de la provincia les preocupa mucho o bastante las quemaduras solares, y que, entre otros temas, la preocupación por el cuidado de las ostomías en verano está presente en el 27,1% de los encuestados. Estos datos se han presentado hoy en el marco de un nuevo Desayuno informativo Córdoba Enfermera celebrado en la sede del Colegio cordobés.

Con este Desayuno informativo la Organización Colegial quiere seguir trasladando consejos de Educación para la Salud a la ciudadanía, según ha recordado el presidente en funciones del Colegio de Enfermería de Córdoba, Enrique Castillo, quien ha estado acompañado por los enfermeros cordobeses Sonia Vega López, Gloria Fernández Martínez, Rafael Molero de la Mata y Lorenzo Pérez Santos; así como por el vocal de la Asociación de Ostomizados de Córdoba (AOCOR), Álvaro Sánchez de Puerta.

Por lo que respecta al problema que más preocupa, el de las quemaduras solares, Enrique Castillo ha explicado que esta preocupación es casi diez puntos superior en el caso de las mujeres (51,9% frente al citado 43% de media), y en los hogares con hijos, sobre todo de 0 a 9 años, donde este tema es motivo de inquietud para el 51,1% de las familias.

La citada encuesta también refleja que, a pesar de que el 11,7% de los hogares han padecido quemaduras de sol en el último año, “hasta en el 42,9% de los casos no ha habido ningún seguimiento del problema por parte de algún profesional sanitario, por lo que desde la Enfermería cordobesa queremos hacer un llamamiento a la ciudadanía para que también cuenten con el apoyo de los profesionales en este tema, con el fin de evitar complicaciones para la salud”, ha resaltado Castillo.


Decálogo frente al calor


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En relación a las altas temperatura y olas de calor, Rafael Molero, enfermero gestor de casos de la Unidad de Residencias del Distrito sanitario Córdoba-Guadalquivir, ha ofrecido una serie de consejos para hacer frente a las mismas, especialmente importantes para la población más sensible, como son los bebés y menores de 4 años, las personas que realizan esfuerzos en el trabajo, los mayores, las que tienen enfermedades crónicas, los que recientemente han sido dados de alta en el hospital o las personas que toman determinados fármacos como diuréticos, antidepresivos o antihipertensivos. En cualquier caso, los ciudadanos deben tener en cuenta los siguientes diez principales signos de alarma que pueden alertarnos de que padecemos un problema por altas temperaturas. Estos signos son sed intensa; fuerte dolor de cabeza; náuseas y vómitos; piel caliente, roja y seca; fiebre elevada repentina; debilidad muscular o fatiga; calambres musculares; pulso rápido; somnolencia o mareo; y ya en casos más graves pérdida de conciencia y convulsiones. Para prevenir los efectos negativos del calor y evitar estas señales de alarma, Rafael Molero explica que los cordobeses deben tener en cuenta el siguiente decálogo para protegerse frente a las altas temperaturas:


  1. Hidratarsey beber agua frecuentemente aunque no se tenga sed. Al menos un vasocada dos horas, si no existe una restricción hídrica por otrosmotivos o patologías.
  2. Consumirbebidas frescas no excesivamente frías, reduciendo las que contenganaltos niveles de azúcares que favorecen la pérdida de líquidocorporal.
  3. Nobeber alcohol y café.
  4. Evitarcomidas copiosas y consumir verduras, ensaladas y frutas pararecuperar sales minerales.
  5. Utilizarropa clara y calzado ligero, cómodo y transpirable, así comosombrero o gorra y abanico. La vestimenta mejor con tejidos con unalto porcentaje de algodón.
  6. Evitarla exposición al sol entre las 12.00 y las 18.00 horas, así como laactividad física y el deporte en exteriores.
  7. Permanecerel mayor tiempo posible en lugares frescos o a la sombra, y nopermanecer dentro de un vehículo estacionado y cerrado al sol, puesla temperatura interior asciende rápidamente.
  8. Evitarutilizar aparatos que produzcan calor, como el horno, que hacen queaumenta la temperatura ambiental.
  9. Usarprotección solar regularmente.
  10. Enlas horas centrales del día ir siempre acompañados de una botellade agua.


Asimismo, este enfermero ha explicado los tres principales problemas que produce la exposición a elevadas temperaturas, que de menor a mayor gravedad, serían, en primer lugar, el estrés por calor, que produce molestias y tensión psicológica asociada al mismo. En segundo lugar, el agotamiento por calor, “que es una moderada enfermedad cuyos síntomas incluyen intensa sed, debilidad, mal estado general, ansiedad, vértigo, mareos, y dolor de cabeza; y donde la temperatura corporal puede estar normal, por debajo de lo normal o ligeramente elevada (en todo caso menor de 40 grados)”, y frente al cual se recomienda una ducha fresca o paños fríos, beber agua o zumos y descansar.

“Y si persisten los síntomas más de una hora es recomendable avisar a los servicios de Urgencias, porque puede convertirse en una insolación o golpe de calor, que ya es una enfermedad grave caracterizada por una elevada temperatura corporal, que se incrementa por encima de 40 grados en apenas 10 ó 15 minutos, y con una disfunción del sistema nervioso central que puedo provocar convulsiones o incluso el coma”.

Ante un golpe de calor, y mientras se recibe asistencia médica, hay que colocar a la persona en un sitio fresco, enfriarla con el medio que se tenga disponible (bañera, paños fríos, manguera, etc.); si está consciente incorporarla y darle agua; y si no, colocarla de lado y no darle nada por boca.


Quemaduras solares


Además, y junto a estas tres complicaciones, el calor también puede provocar sarpullidos, calambres y eritemas o quemaduras solares, que son “lesiones producidas por una fuente de calor ocasionando un daño que puede ir desde un simple enrojecimiento hasta la destrucción parcial de los tejidos. Cualquier persona es sensible a padecerla, y en verano debemos prestar especial atención a los niños, por la inmadurez de su piel”, explica Lorenzo Pérez, enfermero consultor de heridas del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.

Los síntomas principales de las quemaduras solares, consideradas quemaduras de primer grado, son enrojecimiento de la piel, dolor y ampollas en algunos casos, como resultado del acúmulo de líquido derivado de la inflamación de la piel, que ya se denominan quemaduras de segundo grado superficial. Ante la aparición de una quemadura solar, Lorenzo Pérez explica que lo recomendable es enfriar con agua del grifo a temperatura ambiente, no recomendándose el uso de agua muy fría o helada, e hidratar la piel para restablecer la humedad.

“También cabe considerar la utilización de medicamentos u otros productos para el manejo del dolor e inflamación, como analgésicos, antiinflamatorios y corticoides tópicos, siempre bajo consulta de los profesionales sanitarios”. Asimismo, es conveniente aumentar la ingesta de líquidos y, lógicamente, evitar exponerse al sol, así como “no utilizar remedios caseros (vinagre, aceite, pasta de dientes, tomate, café, etc.), porque aunque logran aliviar momentáneamente el dolor, pueden repercutir negativamente en la quemadura”, según este enfermero experto.


Mayores y niños


Como se ha indicado anteriormente, y aunque los efectos negativos en la salud de las altas temperaturas pueden afectar a todos, los niños y las personas mayores son los colectivos más vulnerables y los que tienen más riesgo frente a una ola de calor, “en el caso de los mayores, porque el centro de la sed no funciona correctamente; y en los niños, porque no piden agua con la frecuencia necesaria”, señala Gloria Fernández, enfermera del Servicio de Urgencias y Urgencias Pediátricas del Hospital San Juan de Dios de Córdoba. Junto a los síntomas generales de alerta, “si el anciano comienza a quedarse dormido, no contesta, no sale de la cama o dice incoherencias”, significa que puede padecer un golpe de calor.

En ese caso será necesario avisar al servicio de Urgencias si estos síntomas persisten durante más de una hora, explica esta enfermera. Para prevenir un golpe de calor es necesaria una hidratación constante consumiendo agua, fruta y verduras; y si no está contraindicado, se puede aumentar el consumo de sal de manera transitoria y moderada, que hace que la sensación de sed no se vaya tan pronto y se retenga más líquido, evitando que se vaya por la orina.

En el caso de los niños, si el bebé tiene menos de 6 meses y se alimenta exclusivamente de lactancia materna, ésta será siempre a demanda. Por el contrario, si el bebé se alimenta exclusivamente con leche preparada en biberón, no se recomienda alterar la relación entre el agua y cacitos de polvo.

En este caso se podrá dar agua entra las tomas de leche, y es recomendable controlar las deposiciones en el pañal para asegurarnos de que esté bien hidratado. “Y no es aconsejable usar cremas de protección solar, y ya para niños mayores de 6 meses se aplicarán cada dos horas cremas indicadas en niños, con factor de protección más alto (50+) y que sean resistentes al agua”, apunta Gloria Fernández.


Cuidados especiales de ostomías en verano


Por otro lado, y en el ámbito de los cuidados de salud durante el verano, cabe hacer una mención especial a los pacientes ostomizados, aquellos que evacúan sus desechos orgánicos en una bolsa a través de una ostomía o apertura quirúrgica a consecuencia de alguna enfermedad. Volviendo a los datos de la citada encuesta, la preocupación por el cuidado de las ostomías es mayor entre las mujeres (32,6% frente al 27,1% de media) y entre los mayores de 65 años, a los que el tema inquieta en el 30,1% de los casos.

Dato este último en consonancia con el hecho de que, lógicamente, es en este colectivo de mayor edad donde existen más hogares con problemas de ostomías, hasta en un 10,5%. Aunque la ostomía está presente durante todo el año, durante el verano requiere de una serie de cuidados especiales, no solo por el calor y por los habituales cambios en la dieta, y porque la ostomía provoca un aumento de la deshidratación del organismo; sino también porque es una época más susceptible de realizar viajes o actividades deportivas o acuáticas no habituales.

Entre ellos, y como indica la enfermera experta en ostomías y responsable del Servicio de Enfermería de Referencia del Hospital Cruz Roja de Córdoba, Sonia Vega, la correcta conservación del dispositivo –bolsas y discos de ostomía-, que hay que mantener en lugares frescos y secos; una buena higiene del estoma; y una serie de consejos nutricionales para garantizar una buena hidratación y favorecer la absorción de líquidos, porque se pierde agua por la ostomía.

Entre estos consejos, beber entre dos y dos litros y medio de líquidos al día; tomar alimentos ricos en carotenos (zanahorias, tomate, melón o espinacas) que no solo ayudan a broncearse sino que también protegen el tracto urinario; evitar alcohol y bebidas con gas, así como frutos secos; y tomar bebidas isotónicas y añadir sal a las comidas, ya que la pérdida de electrolitos por la ostomía puede producir bajadas de tensión o desmayos.

Para estos pacientes es clave contar con el apoyo de enfermeras expertas en estomaterapia, ya que, según la propia experiencia profesional de esta enfermera cordobesa, “tener acceso a una consulta focalizada en el abordaje de la ostomía y liderada por enfermeras expertas representa la línea que separa vivir con una ostomía con salud, sin complejos, y sin renunciar a la vida social, sexual o personal; o que, por el contrario, la ostomía y la bolsa sean un foco de inseguridades y problemas que deriven incluso en depresiones”.

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