Una investigadora cordobesa gana el premio nacional #HiloTesis por su estudio sobre el daño que causa la comida basura en el hígado

Lo que comemos a diario también puede provocar inflamación hepática, acumulación de grasa, fibrosis e incluso una cirrosis no alcohólica

Fran Durán

Córdoba - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La investigadora Betsaida Ojeda Pérez, de la Universidad de Córdoba y del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica (IMIBIC), ha sido una de las seis ganadoras del certamen nacional #HiloTesis 2025, organizado por la Conferencia de Rectores y Rectoras de las Universidades Españolas (CRUE) y la Red de Divulgación y Cultura Científica (RedDivulga). Su hilo, publicado en la red social Bluesky, ha sido reconocido entre casi 500 participantes por su claridad y capacidad para acercar la ciencia a la ciudadanía.

Su trabajo, desarrollado dentro del grupo de investigación GC30 de Hepatología Molecular del IMIBIC, advierte de las consecuencias severas que tiene en el hígado el consumo continuado de comida ultraprocesada, lo que comúnmente se conoce como “comida basura”. Con un lenguaje divulgativo y directo, su hilo narra los efectos que produce en nuestro organismo un estilo de vida cada vez más habitual: dietas ricas en grasas, azúcares, aditivos y carentes de nutrientes esenciales.

No hace falta consumir alcohol para dañar gravemente el hígado. Lo que comemos a diario también puede provocar inflamación hepática, acumulación de grasa, fibrosis e incluso una cirrosis no alcohólica. Su  tesis estudia los mecanismos moleculares que activan ese daño, muchos de ellos silenciosos durante años, hasta que aparecen síntomas graves.

El jurado del concurso ha valorado especialmente la capacidad de Ojeda para traducir una investigación compleja en un relato accesible para todos los públicos, lo que representa uno de los objetivos principales de este certamen: que la ciencia salga de los laboratorios y se instale en las conversaciones cotidianas.

Según los investigadore,s lo más preocupante es que se está  viendo casos de enfermedad hepática en personas jóvenes que no beben, pero sí tienen una alimentación desordenada desde la adolescencia. Es algo que está ocurriendo, aunque todavía no sea muy visible en la sociedad.

La quinta edición del concurso se ha celebrado por primera vez en la plataforma Bluesky, y ha contado con la participación de 489 doctorandos y doctorandas de 58 universidades españolas. Cada hilo ha sido evaluado por al menos tres personas expertas en divulgación científica de otras universidades. El objetivo de esta iniciativa es fomentar que los futuros doctores y doctoras sean capaces de comunicar su trabajo de forma eficaz y cercana.

Junto a Betsaida Ojeda han resultado premiadas otras cinco personas: Irene Teixidó (Universidad de Lleida), Katherine Simbaña (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria), Daniel Rodríguez-Iglesias (Universidad de Burgos), Laura Zabala (Universidad del País Vasco) y Charlotte Messiaen (Universidad Miguel Hernández de Elche). Entre los temas abordados figuran las toxinas en alimentos cotidianos, los efectos de los volcanes dormidos, el origen de la violencia prehistórica, la eficiencia energética en edificios y la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual a través del deporte.

Cada uno de los ganadores recibirá un premio de 500 euros, gracias a la colaboración de la Fundación Ignacio Larramendi, y participará en un acto oficial de entrega que se anunciará en las próximas semanas.

Desde la Universidad de Córdoba y el IMIBIC, este reconocimiento supone un impulso al trabajo de jóvenes investigadores que, como Ojeda, están comprometidos tanto con la excelencia científica como con su compromiso social. “Investigar es importante, pero saber contarlo también lo es. La ciencia tiene que ser útil, y para eso hay que compartirla con la sociedad”, afirma.

Betsaida Ojeda ha aprovechado esta distinción para reivindicar mayor apoyo a la investigación biomédica en enfermedades silenciosas, como las hepáticas de origen metabólico, que afectan a millones de personas sin que lo sepan. “Podemos evitar muchas enfermedades si cambiamos nuestros hábitos a tiempo, pero para eso hace falta información. Esa ha sido siempre mi motivación para investigar y divulgar”, concluye.