Cuando se reanude esta 2019-2020 el Córdoba C.F. visitará por segunda vez en su historia Villarrobledo. De la primera han pasado cincuenta y ocho años. Y aquella ocasión fue de cine.

La temporada 61-62 resultó inolvidable para los aficionados al fútbol de Córdoba y Villarrobledo. Unos celebraron el primer ascenso a la élite y los otros se sintieron por primera -y única- oportunidad una afición de segunda división.

El actual Club Polideportivo Villarrobledo es el sucesor del Club Deportivo Villarrobledo, uno de los cuatro equipos manchegos que han alcanzado el segundo peldaño del fútbol español tras remontarle en 1961 su final por el ascenso de Tercera al Castellón.

Al parecer, el entonces presidente del club –Javier Acacio– no tuvo demasiado tino con los refuerzos  (“oportunistas, desengañados y algunos ocultando graves lesiones a unos precios desorbitados”, según la web oficial del club) y el Villarrobledo se ubicó desde el comienzo en el sótano de la clasificación, ganándose -eso sí- la simpatía del fútbol español por su modestia. El Córdoba de Olsen era, por el contrario, uno de los grandes candidatos a subir y lo estaba demostrando semana tras semana.

A nueve jornadas del final el Córdoba era el primero y el Villarrobledo último. Diecisiete puntos les distanciaban y, en consecuencia, casi nadie esperaba que los blanquiverdes pincharan en su visita al estadio Nuestra Señora de la Caridad.

Sin embargo, el 2-2 final fue -atendiendo a la crónica de ABC– lógico por el buen partido de unos y el malo de otros. En la edición sevillana de ese diario correspondiente al 30 de enero -el 29, lunes, no hubo periódico- se puede leer: “Ha perdido una buena oportunidad el Córdoba al conseguir solo un empate en donde otros han ganado” y luego se añade: “El Córdoba no demostró en ningún momento su calidad de líder, si bien es cierto que enfrente tenía un rival que se batió con mucho entusiasmo”. Los cuatro goles del choque se produjeron en la primera parte. El legendario Juanín coló el 0-1 y el 1-2 aprovechando sendos fallos defensivos y para los locales Domínguez empató en las dos ocasiones.

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 Gracita Morales acertó en la ficción el empate entre Villarrobledo y Córdoba

Pues bien, ese Villarrobledo-Córdoba era la casilla número doce de la 21ª quiniela de esa temporada 61-62. Y tal era la seguridad en España en la victoria visitante que ese empate hizo millonario a un único e intrépido apostante. Y Pedro Masó, afamado guionista de la época, tomó nota del revuelo para incorporar el asunto en la secuela de la película “El día de los enamorados”, que iba a titularse “Vuelve San Valentín”. Entre Masó y el director Fernando Palacios hicieron que la carismática Gracita Morales se volviera loca de alegría al tocarle la quiniela merced a su acertada elección de la “equis” en el Villarrobledo-Córdoba. Manolo Gómez Bur, a la sazón novio en la película de Gracita (que, encasillada, hacía de criada), festejó igualmente con entusiasmo el empate de los manchegos.

Al final el resultado no cambió la suerte de unos y otros. El Córdoba subió en Huelva y el Villarrobledo no sumó más puntos como equipo de Segunda, categoría a la que nunca regresó. Los manchegos, de hecho, tuvieron tantos problemas económicos para acabar la temporada que a cinco jornadas del final el Málaga sufragó el viaje que debían emprender para jugar en la Costa del Sol.

El Club Polideportivo Villarrobledo necesitó once play-off para subir a Segunda B. El destino ha querido que vuelva a encontrarse con el Córdoba a las primeras de cambio. No estaría nada mal que antes del encuentro que tendrán que disputar en marzo en el estadio Virgen de la Caridad se rindiera tributo a la película que inmortalizó una modesta gesta. O lo que diga el señorito, ¿verdad Gracita?