José Ignacio Blanco tenía muchas ganas de seguir viviendo. Un mes antes, en el mes de diciembre, después de una llamada para felicitarlo, me dejaba claro que se sentía "fenomenal y con muchas ganas de vivir". Ni un mes pasó después de escuchar aquellas palabras. Me quedé con las ganas de volver a verlo, de compartir una charla y unas risas, por ser un hombre muy optimista.

Querido José Ignacio, que Dios te tenga en su Gloria. Algún día nos volveremos a encontrar, y espero que retomemos alguna que otra conversación sobre el mundo la radio, que tanto nos ha apasionado en esta vida terrenal.