José Gomes lo venía diciendo en las últimas semanas (hasta meses) de su estancia como entrenador de la UDA. Un discurso, y unos hechos, que ha hecho propio Rubi en su estreno en el banquillo almeriense. Porque el catalán, en su primer partido como responsable técnico de la primera plantilla, ya ha comprobado alguna virtud y, sobre todo, alguno de los males por los que, desde que se pusieron en zona de ascenso directo, prácticamente todo le ha salido mal en cuanto a resultados. Lo que ha dejado en nada la remontada que el mismo plantel hizo desde el mes de octubre hasta febrero. Cuando ya tenían algo que perder y les entró 'el miedo a equivocarnos'. Como cantaba Maldita Nerea en la canción compuesta por Jorge Ruiz, el líder de la banda murciana.

Así se ha debido sentir Rubi en su primer partido como entrenador del Almería. De la misma manera que se sentía Gomes cuando veía que una pequeña piedra se convertía en un muro. Justo desde que el equipo tocó zona de ascenso directo. Desde que, con otros condicionantes, se olvidó de ser ambicioso y querer más. Cuando 'empezó todo hacerse triste'. Convirtiendo lo que venía por delanter, que debía ser el cielo de la gloria, en un 'infierno sostenido'. Principalmente porque se adueñó del plantel 'el miedo a equivocarnos'. El que sigue otra jornada más.

NOCHES SIN ARTE

En un equipo elogiado por todos, en esta Liga SmartBank de que no pase nada en un encuentro, porque 'eran distintos'. Cuando todos lo daban como nuevo equipo de la Liga Santander el próximo curso. Era una época en la que debían ganar para la escalada. Y ahí mostraron su mejor rendimiento. Con dos derrotas (Mallorca y Espanyol) desde octubre hasta febrero. Ganando, gustando y gustándose. Pero todo se dio un giro de 180 grados. Para convertirlo en 'noches sin arte', 'abrazos vacíos', 'hielo en los ojos'. Porque apareció el 'miedo a encontrarse'. Y todo lo bueno se transformó en 'huecos, rotos y ganas de odiarse'. Quedándose 'sin aire' justo en el tramo decisivo de la temporada. El tramo en el que los aplausos se convierten en mordiscos. De golpe, 'el cielo ha caído, se muere, se parte'.

Con Rubi intentando ser ese constructor de un equipo que, en la primera parte, parecía haber recobrado sus mejores sensaciones. Como por arte de magia. pero no. El 'mal recuerdo nos persigue', debieron pensar en el descanso cuando se vieron con 2-0 de ventaja. De nuevo, debiendo mantener lo que habían conseguido en el primer tiempo. Y el 'miedo' se instaló en el Almería. Hasta en jugadores, hasta ahora, infalibles y que habían sido el aguante de sus compañeros. Porque Jorge Cuenca ha estado irreconocible. Con un error que ha provocado, de la nada, que el Real Oviedo se metiera en el partido con el 2-1.

Y ahí sí que los fantasmas se han apoderado de todo y todos. Con Rubi dudando si hacía los cambios para ir a por el tercero o para mantener el resultado. Fue lo primero, pero cuando el Real Oviedo había marcado el empate. 'Fueron dos equivocados', pudieron pensar al ver que, como se le criticaba a Gomes, el catalán también hizo los cambios en el tramo final, sin encontrar desde el banquillo las soluciones que, los titulares, habían dejado escapar.

La mirada se 'nubló' y el empate se mantuvo hasta el final. Mientras que el Mallorca ganaba y se escapaba hasta los ocho puntos. Cuando, en fases de la tarde, el Almería se puso a cuatro de los insulares. Otra muestra de que perdieron lo que habían conseguido. 'Por el miedo a equivocarnos'.