Hoy nos vamos hasta Australia: casi un remake de ‘Memorias de África’

Hoy nos vamos hasta ‘Australia’: casi un remake de ‘Memorias de África’

¡Mis queridos palomiteros! Hoy nos vamos hasta Australia: casi un remake de Memorias de África. Hacía tiempo que no degustaba una película tan sabrosa. Siete años después de su última producción para cine, el cineasta australiano, de entonces 46 años, Baz Luhrmann -con sólo tres películas en su haber (El amor está en el aire, 1992, Romeo y Julieta, 1996, y Moulin Rouge!, 2001)- regresaba en 2008 a la pantalla grande con Australia, una larguísima película de 2 horas y 45 minutos. En 2013, Luhrmann recibió dos premios Oscar por su genialidad en El gran Gatsby.

En Australia realiza un canto de amor a su país y un homenaje a las cintas clásicas de siempre, a saber, Lo que el viento se llevó (Víctor Fleming, 1939), El mago de Oz (Víctor Fleming, 1939), Casablanca (Michael Curtiz, 1942), La reina de África (John Huston, 1951), Lawrence de Arabia (David Lean, 1962), Memorias de África (Sydney Pollack, 1985), Bailando con lobos (Kevin Costner, 1990), Titanic (James Cameron, 1997), y algunas otras que seguro que me dejo en el tintero…

Australia es una aventura épica y romántica, de marcado tono clasicista

La aventura está llena de acción y ambientada en dicho país. En la perturbadora época en que la Segunda Guerra Mundial estaba a punto de estallar.

En este western melodramático, una aristócrata inglesa, Sarah Asley, (Nicole Kidman) viaja al remoto continente donde conoce a un tosco oriundo Drover (Hugh Jackman). De mala gana acepta que ambos unan sus fuerzas para salvar la tierra que ella acaba de heredar.

Juntos se embarcan en una odisea que los transformará llevándolos a través de cientos de millas del paisaje más bello e implacable del mundo. Sólo para acabar enfrentándose al bombardeo de la ciudad de Darwin. Fue a cargo de las fuerzas japonesas que atacaron Pearl Harbor.

Con esta exquisita película, Luhrmann muestra su arte en un vasto lienzo

En Australia crea una experiencia cinematográfica entretenida y en ocasiones divertida. Y además consigue que se mezclen el romance, el drama, la aventura o el espectáculo.

A Australia, le sobra su excesiva corrección política en cuanto a la denuncia de los abusos cometidos durante siglos contra los aborígenes australianos. También, la idea de familia alternativa, no biológica. O su complacencia sobre la cuestión religiosa, de manera que el filme se aproxima mucho al pensamiento único.

Sin embargo, estas puntualizaciones no rebajan un ápice la maestría con la que Luhrmann desarrolla una puesta en escena de manual.  En primer lugar, en las escenas de acción, después en las románticas. Además cuenta con una partitura musical excepcional. Y un diseño de fotografía apabullante, sin abusos de la tecnología digital. Por su puesto, añádase la excelente dirección de actores.

Si es que me lo repito a diario: “de estas películas ya no se hacen…”.

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