Trata de arrancarlo, Carlos - Las Merinadas Deportivas de Edu

Trata de arrancarlo, Carlos

La frase que Luis Moya le dijo a Carlos Sainz aquel 24 de noviembre de 1998, ha pasado a la historia como una de la más repetidas y recordadas por todos. Fue un día negro para el deporte español. Aquel “trata de arrancarlo, Carlos”, significó el desenlace de un Mundial de Rallyes que tenían en la mano. Piloto y copiloto se quedaron con las ganas de subir a lo más alto del podio a tan solo 500 metros de la meta.  Pasaba un cuarto de hora de las dos de la tarde, cuando todo el mundo se disponía a celebrar el tercer título mundial de rallyes de Carlos Sainz y Luis Moya. Los dos primeros los habían ganado en 1990 y 1992 conduciendo un Toyota Celica. En 1998 también conducían un Toyota, pero Corolla.

A Sainz y a Moya les valía un cuarto puesto en el Rally de Gran Bretaña para ganar el Mundial.Todo estaba controlado, el coche no había dado problemas. Eran terceros a falta de unos metros y de repente el motor se rompió. Los telediarios que iban a abrir con la alegría de unos españoles campeones del mundo, lo hicieron con las imágenes de unos subcampeones con muy mala suerte. Todo ocurrió en muy pocos segundos.

«Es lo más cruel que me ha pasado nunca», dijo Carlos Sainz unas horas más tarde. «Es un disgusto tremendo, estoy seguro de que hay pocas ocasiones así en la historia del deporte mundial, con un desenlace tan dramático y con tanta mala suerte».: «Parece que fue una biela que se salió por un costado. Enseguida nos dimos cuenta de que se trataba de algo grave. Estas averías no avisan, suceden de golpe, y no se podía hacer nada».

La crueldad del deporte elevada al cubo

Fue un final amargo tras 5.700 kilómetros de competición recorridos por el mundo en toda la temporada. “Lo siento por Carlos, pero en los rallies pasan estas cosas», dijo el campeón finlandés Tommie Makinen. «Sí, pero no es normal que pase a un kilómetro del final, cuando ya ves la meta» añadió Luis Moya. Los españoles acabaron aquel Mundial en segundo lugar a tan solo dos puntos del ganador. 

Aquella temporada en la que compitieron cincuenta y ocho horas al volante y tuvieron doscientos ochenta y un tramos cronometrados, había comenzado muy bien. Carlos Sainz y Luis Moya presentaban su candidatura al tricampeonato mundial con un primer puesto en el Rally de Montecarlo. El que a la postre fuera campeón, Tommie Makinen, tuvo que retirarse. Después llegarían cinco segundos puestos y otra victoria en Nueva Zelanda y una sola retirada en Kenia. Pero Makinen, a pesar de tener que retirarse en cinco Rallys antes del de Gran Bretaña, ganó otros cinco.

Eso le valió el Mundial al piloto finlandés. Bueno, y también la ayuda de la rotura del motor de Sainz. Trataron de arrancarlo y no pudieron. Luis Moya se quitó su casco y rompió la luna trasera de aquel coche cargado de mala suerte. Hasta le pegó una patada y dijo “me cago en su p— madre”. Lo recordaremos toda la vida.

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