Creer en España - Con Basket si hay paraíso

Creer en España

España parece enfrentarse en cada gran campeonato a territorio desconocido, aunque en realidad no sea así. Es como si nunca hubiera llegado lejos, como si fuera una incógnita su rendimiento, o quizá como si fuera más listo o más visionario el que pronosticara antes el irremediable batacazo de su selección. Las lógicas reservas que todo aficionado prudente pueda tener porque el nivel de los rivales es muy alto, porque hay un cierto relevo generacional y la larga lista de ausencias obliga a serlo, ha dado paso en este campeonato a un mensaje apocalíptico en los diferentes foros.

Sea como fuere, España siempre parece infundir en los últimos tiempos más respeto fuera de sus propias fronteras que dentro,  y da igual en qué contexto coloques esta máxima, hablamos del Mundial de baloncesto pero parecería que hablamos de cualquier otra cosa. Serbia y su seleccionador, Sasa Djordjevic, que dejó ese chascarrillo tan celebrado: «a mí no me engañáis, España siempre hace lo mismo», se habían mostrado mucho más respetuosos que nosotros mismos antes del duelo del domingo.
La sentencia de Djordjevic podía parecer una precaución de viejo zorro, pero también sonaba a mera descripción de la tradición, un equipo el nuestro que crece en cada campeonato con cada error. Siempre hay uno de esos partidos en el que podemos decir fieles a nuestro dodotis patrio aquello de «esto se ha acabado». Nada complace más a buena parte de la hinchada que poder decir con rotundidad y sin asomo de duda que «se acabó lo que se daba».

Daba miedo según se acercaba el encuentro ante Serbia porque la talentosa selección de Djordjevic parecía que iba a repartir una tunda baloncestística de tal calibre que España iba a besar la lona de manera violenta e iba a aguantar la cuenta hasta diez con los ojos cerrados, sin mover un músculo. Un auténtico KO del que tardaríamos años en reponernos. Aparecieron todos los malos augurios y los fantasmas de la falta de autoestima que tan recurrentemente aparecen en nuestro país, y hasta en el deporte por extraño que parezca cuando España de baloncesto tanto en masculino como en femenino es una de las apuestas más fiables que existen en el deporte español. Como bien apuntaba el entrenador de baloncesto Félix Alonso, «a la España de baloncesto le pasa como a Nadal, llevan diez años dándola por acabada», cuando lo cierto es que si la máquina funciona, si no pasan cosas extrañas que en el deporte pueden ocurrir, o que simplemente un día sean mejores que tú (tan simple como eso), España lleva tocando metal en los últimos quince años como algo corriente.

España no había mostrado un nivel alto en su arranque de campeonato, cosa que sí hizo Serbia, tampoco EEUU había entrado bien en el torneo y es difícil pensar que no sea la favorita para conseguir el Oro, aun con todas las ausencias del mundo como las que tienen y un equipo bastante joven. Es normal tener dudas y criticar cuando se juega mal, exigir a un equipo campeón o con nivel para hacerlo muy bien forma parte del deporte, la alta exigencia además es buena y necesaria para estos jugadores, pero se diría que tal y como se alude a nuestro equipo nunca hubieran ganado nada. Como si no supieran qué es estar entre los mejores, como si no hubieran conseguido medalla alguna. Es más, como si algunos de estos jugadores no tuvieran protagonismo destacado en la mejor liga del mundo.

Asombra cómo se habla a veces de un monumental jugador como es Ricky Rubio, una estrella de la NBA con alta consideración en la mejor liga del mundo, un gran talento que cada día es mejor jugador y que es una persona en continua maduración, un ejemplo. Quizá es darle mayor importancia a los aguafiestas que a la gran cantidad de aficionados que respaldan al equipo y saben que estos jugadores son grandes e inmensos competidores, cierto.

España como decimos no había entrado bien al campeonato, y las dudas vienen de las ausencias y los jugadores llamados a ocupar en este momento ese espacio que han dejado vacante otros. Víctor Claver, Pau Ribas están siendo determinantes en la rotación, como los están siendo los clásicos Rudy y Llull, como tienen sus momentos Juancho y Willy Hernangómez, Oriola,  y bajo la tutela siempre de los líderes Ricky Rubio y Marc Gasol. La versión que estamos viendo de Marc Gasol está aún lejos, muy lejos, del jugador que ha venido liderando en la NBA, pero influyen estados de forma en un arranque de temporada, compenetración de un equipo con novedades, idea de juego del entrenador, influye que es baloncesto FIBA con saturación de espacios interior con las zonas y la ausencia de norma de 3 segundos defensivos a la que están acostumbrados los jugadores NBA etc. Influyen muchas cosas, a Marc Gasol por ejemplo no se le ha acabado de aprovechar aún como pensador, como generador, y debería hacerse;  pero no es sólo Marc Gasol quien no está en su mejor versión. Es una risa comparar el Antetokounmpo que se ha podido ver con Grecia respecto al MVP de la NBA. No es el mismo baloncesto, el mismo ritmo, los mismos compañeros, la misma idea de juego etc y nadie duda de quién es el MVP de la NBA y de esa explosión de jugador que ha sido el griego de origen nigeriano.

Las reservas lógicas y todo el interesante debate que pudiéramos tener en torno a las posibilidades de España en este campeonato no podían dejar de lado la observación de una clara mejora del equipo ante Italia. No fue un buen partido, cierto, tampoco de Italia, pero defendieron muy bien. Más allá de neutralizar a Belinelli y Gallinari, lo que alumbró ese partido fue el nacimiento de este equipo, de la actual España, en este campeonato.

Porque todo gran equipo necesita tocar un interruptor que le alumbre en un gran campeonato. Y ese click llegó ante Italia. Luego con esa mentalidad de dureza y sacrificio, España fue un ejemplo defensivo ante la inmensa Serbia. Sin noticias de Jokic, sin noticias de Bjelica, tan solo fue misión imposible neutralizar el talento descomunal de Bogdan Bogdanovic (ay Phoenix Suns en qué estarían pensando).

España encara el camino más benévolo del cuadro, Polonia y Chequia o Australia hasta la posible final, teniendo en cuenta que Australia está llena de jugadores NBA. Los cuartos de este martes ante Polonia tienen más de autoexigencia, inteligencia, mentalidad, como si en frente estuviera Serbia o EEUU, que otra cosa. Pero como es baloncesto un mal día te aparta de las medallas; los jugadores de este equipo lo saben, es cierto que algunos de los que tienen la responsabilidad no la tenían antes, pero hay otros que sí, que llevan tres guerras del Vietnam y una mundial y saben jugarlas, los Marc, Ricky,Rudy, Llull. Esto es un campeonato del Mundo. España puede pegársela como los demás, pero no les tratemos como si nunca hubieran ganado nada. Es ofensivo.

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