De Haro: “Nina lo va a tener complicado en Estocolomo porque obligan a pagar trimestralmente a los mendigos”

La foto del día es de la protagonista Nina Galata en una calle de Estocolmo.

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

La foto que me ha llamado la atención hoy la publica laVanguardia. Es la imagen de una mujer rubia con ojos felinos, entre azules y grises, la cara y la nariz anchas. La protagonista del retrato se llama Nina Galata, es coqueta, viste un anorak rojo y una bufanda malva. Nina no tiene dinero para estar delgada. Nina, de hecho, tiene dinero para pocas cosas, para casi ninguna. Nina no tiene casa, es lo que ahora se llama una sintecho. Nina posa en una calle de Estocolmo a esa hora en la que luz se hace discreta y enseña cosas que no ven cuando el sol está alto. Posa Nina delante de unos comercios que han encendido sus escaparates. Escaparates que para la protagonista de la foto son paisaje porque coronas suecas tiene pocas. Sin techo en Estocolmo la vida no es fácil. Pero Nina se las apaña para estar limpia y arreglada.

Nina mendiga. Nina mendiga de un modo muy moderno, ni usa lata ni canta romances. La lismona la pide con un teléfono inteligente al que se le puede hacer una transferencia. Pero no, no es fácil mendigar en Estocolmo. El peor sitio para pedir es allí donde la genta es rica. Nina lo va a tener complicado si llega a Estocolmo la fórmula que se ha aprobado en Eskilstuna, una ciudad sueca en la que los mendigos tienen que pagar una licencia trimestral de 23 euros para poder pedir. Hay que tomar buena nota porque ya se sabe que todo lo que llega de los países nórdicos se considera la quintaesencia de la modernidad. Bien pensado, tiene lógica. Personas como Nina, la mujer de la foto, son un símbolo de aquello que desde niños nos han enseñado a rechazar. Una persona normal, una persona como Dios manda, no pide nunca nada. Una persona en orden hace sus deberes, cumple sus obligaciones y eso lo pone a salvo de la necesidad. Una persona con la cabeza en su sitio, con unas mínimas habilidades no extiende la mano, se conforma con lo que tiene y si aspira a más, si por un casual desea algo que no tiene, se resigna. Una persona de orden no se humilla mendigando una gracia, esperando que algo se le de gratis. Una perna en orden no tiene necesidades a las que no pueda atender. ¡Que gran mentira¡ Gratis sale el sol, gratis tiene una la vida, gratis suele recibir, sin mérito alguno, los amores y lo que más merece la pena. Pero eso no cuenta, lo que cuenta para una persona en orden es nunca mendigar nada aunque se muera uno de asco.

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