Las colas que comienzan a formarse en las entradas de las distintas administraciones de España evidencian que, para muchos, ya ha llegado el momento de escoger sus números para la Lotería de Navidad. Uno de los momentos más esperado por muchos cada año, que con ilusión hacen colas esperando que los niños del Colegio de San Ildefonso canten ese número que tanto han buscado.

Llegados a este punto, tampoco podemos olvidar la ilusión con la que los niños viven la preparación para el próximo 22 de diciembre. Unos niños que muy seguramente ya estén con la mente puesta en ese día marcado en sus calendarios, pensando en que podrían ser los afortunados en cantar el número de cinco cifras que se llevará el Gordo.

¿Por qué cantan los niños de San Ildefonso la Lotería de Navidad?

Hay muchas creencias entorno al porqué son estos niños los encargados de citar los números de la Lotería. La primera vez que hicieron aparición en escena fue en el año 1771, cuando Carlos III era Rey de España, aunque lo cierto es que no sería hasta el año 1812 cuando tuvo lugar el primer sorteo de la Lotería moderna, en un formato como el que hoy celebramos.

Por aquel entonces, el Colegio de San Ildefonso ya destacaba por su nombre y existía un enorme respeto hacia la institución, ya que estaba dirigida por niños huérfanos o que habían sido abandonados. El Colegio fue considerado como orfanato hasta que se instauró la democracia. No sería hasta el año 1988 cuando se hizo una clara distinción entre colegio e internado, siendo así uno de los colegios más antiguos de la capital española.

Lo cierto es que no existe una versión oficial sobre el motivo por el que son estos niños los que se encargan de cantar los números de la Lotería de la Navidad. Sí se cree, sin embargo, que fueron los responsables de la lotería los que quisieron dar una pequeña oportunidad a estos niños, por ser uno de los colectivos más desfavorecidos de la ciudad, los que cantaran los números a cambio de una pequeña limosna. La versión más extendida asegura que estos niños ya cantaban sorteos por las calles y plazas de la ciudad a cambio de una cantidad de dinero.

En la primera Lotería, el Colegio recibió unos 500 reales, con los que podían cubrir muchos de los gastos de los niños durante varios meses. La institución educativa se había mantenido en pie mayormente gracias a los donativos de personas caritativas y, teóricamente, fue mediante esta participación en la Lotería de Navidad por lo que consiguieron convertirlo en una tradición, gracias al a cual podrían tener una cierta cantidad de ingresos anuales con la que poder mantener a todos los niños.

Una curiosidad es que no sería hasta el año 1981 cuando las niñas fueron admitidas en esta tradición anual y fue tres años después, en 1984, cuando comenzaron a tener una presencia física ante los bombos de Lotería. A día de hoy, son normalmente 32 menores los que participan en el sorteo, de los que habitualmente son 10 niños y 22 niñas.

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