"Soy profesor de universidad y así diferencio al alumno bueno del malo al usar ChatGPT"
8 de cada 10 alumnos en España recurren semanalmente a la Inteligencia Artificial, unas herramientas que también emplean 7 de cada 10 profesores
Madrid - Publicado el
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La inteligencia artificial ha llegado para quedarse en las aulas. Lejos de convertirse en una amenaza, muchos docentes han empezado a integrar herramientas como ChatGPT en su metodología. Pero también han aprendido a distinguir entre los alumnos que la utilizan como complemento para aprender y quienes intentan sustituir el esfuerzo por atajos. Así lo cuenta a COPE el profesor Alberto Sánchez Rojo, docente de la Universidad Complutense de Madrid: “Detectas muy bien al alumno bueno del malo, igual que lo detectas por otros medios, porque el alumno bueno, pues claro, él ha estudiado, ha mirado y te hace buenas preguntas”.
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Según un informe de GAD3, el 80% de los estudiantes universitarios en España utiliza semanalmente inteligencia artificial, una cifra que no para de crecer desde la explosión de ChatGPT en noviembre de 2022. Pero también lo hacen sus profesores: el 70% reconoce que emplea IA en su trabajo diario, ya sea para elaborar materiales, generar preguntas de examen o mejorar sus clases. Este nuevo ecosistema digital ha transformado los métodos de enseñanza y evaluación, obligando al profesorado a adaptarse a ritmos y hábitos de aprendizaje completamente distintos.
“Cuesta encontrar alumnos que lean más de media hora”, confiesa David Reyero, también profesor universitario. “Año a año veo que cada vez es más difícil mandarte estos que tengan una cierta complejidad o que tengan una cierta extensión, porque la gente no está acostumbrada, ha perdido posibilidad de leer durante mucho tiempo”.
El profesor sigue siendo insustituible
Pese al avance acelerado de la IA, el profesor sigue ocupando un lugar insustituible en el aula. Lo demuestran los datos: solo un 10% de los alumnos cree que herramientas como ChatGPT podrían reemplazar a sus docentes. “El reto —resume Carmen Labayen, jefa de Sociedad de COPE— es que los profesores sepan transmitir su pasión a los alumnos y fomentar que quieran saber más”.
La pantalla principal del chat con inteligencia artificial durante Deepseek, el asistente de inteligencia artificial chino que ha destronado a Chatgpt
Ese “querer saber más” es clave en esta nueva etapa educativa. Sacar partido a la tecnología, no exenta de riesgos, es perfectamente posible si se enfoca en estimular la curiosidad y el pensamiento crítico, no solo en automatizar tareas. Lo importante, coinciden los docentes, no es prohibir ChatGPT, sino enseñar a los estudiantes a usarlo con criterio.
El reto de la IA
La inteligencia artificial puede ser una potente aliada si los alumnos se aproximan a ella como una herramienta de apoyo, no como una sustituta del conocimiento. “El alumno bueno ya sabe lo que quiere”, subraya Sánchez Rojo, “y eso se nota, incluso cuando usa ChatGPT. Hace preguntas mejores, razona, profundiza. El que no, simplemente copia y pega”.
En un escenario en el que cada vez será más habitual enfrentarse a textos generados por IA en exámenes o trabajos, los profesores afinan el olfato. Pero también reconocen que su función no es solo detectar trampas, sino guiar a los estudiantes hacia una educación más honesta, crítica y humana.
Pantalla del bot de chat ChatGPT vista en la pantalla de un teléfono inteligente o una computadora portátil con la pantalla de inicio de sesión de Chat GPT en segundo plano
La educación del presente se juega tanto en el aula como en la pantalla. Y los docentes lo saben. Por eso, más que resistirse a la inteligencia artificial, están aprendiendo a convivir con ella. Lo que hace la diferencia, como siempre, no es la herramienta, sino el uso que se le da. Y ahí, el alumno bueno —ese que pregunta, se interesa y conecta ideas— siempre destacará. Aunque use ChatGPT.