La Unesco apuesta por reinventar la educación o "reimaginar" el papel que desempeña en la actualidad para forjar futuros "pacíficos, justos y sostenibles" que mejoren la existencia de todos los seres humanos del planeta, tras constatar que no está cumpliendo con ese objetivo.

Esta es una de las conclusiones del informe "Reimaginar juntos el futuro: un nuevo contrato social para la educación", elaborado por una comisión independiente tras llevar a cabo un proceso mundial de consultas en el que han participado más de un millón de personas de 45 países.

En este informe, la Unesco advierte de que "la humanidad y el planeta Tierra están amenazados" y que la pandemia ha evidenciado esa "fragilidad", por lo que recomienda actuar para reinventar una educación que "repare las injusticias al tiempo que transforma el futuro".

En la presentación del estudio, la presidenta del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, Pilar Ponce, ha recordado que la educación es un derecho esencial y la base para consolidar la paz y el desarrollo sostenible, pero que no es una realidad en todos los países.

El informe sostiene, en esta línea, que los cambios tecnológicos están transformando muchos aspectos de la vida, pero que estas innovaciones no estén orientadas a la "equidad, la inclusión y la participación democrática".

A pesar de ello, la Unesco entiende que hay motivos "para la esperanza", porque ahora hay más acceso que nunca al conocimiento y a herramientas que permiten colaborar para transformar la educación entre todos. Y esta es la clave: "Trabajar juntos" para crear un mundo mejor, dice.

Así, reivindica que se cambie la forma de enseñar, incorporando un aprendizaje "social y emocional", basado en los derechos humanos y en los principios de no discriminación, justicia social, respeto a la vida, a la dignidad humana y a la diversidad cultural.

Y es que ve la educación como "un contrato social" o un acuerdo de cooperación que incluye normas, compromisos y principios, que implica a toda la sociedad para obtener un beneficio común.

Un "contrato" que se debe basar en los dos principios: garantizar una educación de calidad a lo largo de la vida y reforzarla como bien público y común.

Para ello, propone:

- Que la pedagogía se organice en torno a los principios de cooperación, colaboración y solidaridad, fomentando las capacidades intelectuales, sociales y morales de los alumnos para que puedan trabajar juntos y transformar el mundo "con empatía y compasión".

- Planes de estudios que hagan hincapié en un aprendizaje ecológico, intercultural e interdisciplinario, a fin de lograr una "comprensión ecológica de la humanidad que reequilibre la forma de relacionarnos con la tierra".

- Que la labor de los docentes se caracterice por la colaboración y el trabajo en equipo, dándoles autonomía y libertad.

- Que las escuelas sean lugares educativos "protegidos", en los que se promueva la inclusión, la equidad y el bienestar individual.

Unas recomendaciones que la directora general de la Fundación SM, Mayte Ortiz, que ha participado en la presentación del informe, se ha comprometido a hacer llegar a los colegios para que los docentes puedan ponerlas en práctica.