Silvia, camarera y emprendedora en Barcelona: "Pagar a una persona son 2.000 euros, tienes que vender muchos cafés para eso"
Dueños de bares revelan la precariedad, los sacrificios y las deudas que se esconden tras la barra, un sueño que para muchos se convierte en una pesadilla
Silvia empresaria
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
En España hay más de 185.000 bares, y para muchos, tener uno propio representa el sueño de ser su propio jefe. Sin embargo, detrás de cada café y cada tapa se esconde una realidad mucho más cruda: una lucha constante por sobrevivir marcada por jornadas maratonianas, deudas y un enorme sacrificio personal. Varios hosteleros han decidido romper su silencio para contar lo que de verdad significa mantener un bar a flote en nuestro país.
Una inversión de miles de euros
El primer paso es un desembolso económico considerable. Las cifras de inversión inicial varían, desde los 33.000 euros hasta los 100.000 euros, dependiendo de si se trata de un traspaso o de una reforma integral. "El traspaso costó 30.000, después ayuntamientos, otros 15 o 20.000, como mínimo", explica un propietario con más de dos décadas en el sector, evidenciando que los gastos iniciales son solo el comienzo.
Costes disparados y la falta de personal
Uno de los mayores quebraderos de cabeza es la gestión del personal. "Lo más difícil es el personal, cuesta mucho conseguir a alguien que quiera", lamenta un dueño. Este oficio, descrito como "muy duro", choca con la búsqueda de horarios más flexibles, y los costes se disparan. "El sueldo son 1.300 o 1.400 euros, más la seguridad social, se te va a 2.000. Tienes dos, son 4.000, tienes que vender muchos cafés para eso", detallan.
A esto se suma la escalada de los precios de los suministros y las materias primas. "Todo ha subido mucho, de pagar 500 a pagar 800 de luz al mes", afirma una propietaria. Los hosteleros aseguran que no pueden repercutir esta subida en sus precios en la misma proporción, lo que reduce drásticamente sus márgenes de beneficio y les obliga a "trabajar para vivir, más o menos".
He dejado a mi familia de lado, no la he atendido como se tiene que atender"
El altísimo peaje personal
Las jornadas laborales son interminables, con horarios que van "de 7 a 11 de la noche todos los días" o empiezan a las cinco de la mañana. Este ritmo de vida deja una profunda huella personal y familiar. "He dejado a mi familia de lado, no la he atendido como se tiene que atender una familia. Mis hijos, les he perdido toda la infancia", confiesa con dureza un empresario, una afirmación que resuena entre sus colegas.
La incertidumbre económica se traduce en una angustia constante. "Llegarme a las 3 o 4 de la mañana sin poderme dormir, pensando, mañana tengo que pagar esto, ¿Dónde voy a sacar el dinero?", relata un afectado. Muchos se ven obligados a recurrir a la ayuda de familiares porque, como admite una dueña, "se necesitaría otra persona más, pero no la puedo pagar".
Un bar no es para hacerse rico, es para ganarse la comida para la familia"
Con este panorama, la mayoría coincide en que la rentabilidad es muy limitada. "Un bar no es para hacerse rico, hoy en día es para trabajar y ganarse la comida para la familia", sentencia un veterano. La idea de la independencia económica se desvanece frente a la realidad de llegar "muy justo a todo", hasta el punto de que algunos afirman rotundamente: "estoy en la ruina total".
Un camarero saca el cartel del menú del día a la calle
Finalmente, el consejo para quien quiera emprender es unánime: hay que conocer el oficio desde dentro. "Si no sabe nada del oficio, mejor que no", advierte un propietario. La mayoría no volvería a empezar, especialmente con la situación actual, aunque la pasión por el oficio mantiene a algunos al pie del cañón: "Si a ti te gusta, abriré otro".
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.