La mitad de la población cree que cae su capacidad de atención

Es una capacidad clave para la concentración y la memoria

¿Estamos perdiendo capacidad de concentración?
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Carmen Labayen, jefa de Sociedad Cadena COPE

¿Estamos perdiendo capacidad de concentración?1 de cada 2 personas considera que su capacidad de atención es más reducida

Carmen Labayen

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6 min lectura

¿Estamos perdiendo capacidad de concentración? En plena era de la hiperconexión tecnológica, de la sobreinformación y de la multitarea, 1 de cada 2 personas considera que su capacidad de atención es más reducida. Sentimos mayores dificultades para concentrarnos y también para retener información. Es lo que algunos denominan “tragedia cognitiva”.

Hay pocas mediciones reales y empíricas de cómo la tecnología está afectando a nuestra capacidad de procesar y retener información. Una de ellas es la investigación del Centro de Estudios de Atención del King's College de Londres  en la que el 50 por ciento de los encuestados asegura que su capacidad de atención es más reducida y el 47 por ciento que el pensamiento profundo es cosa del pasado.

Que la tecnología ha creado más distracciones y que ha reducido la necesidad y quizás la disposición de las personas a realizar tareas largas o repetitivas para lograr sus objetivos nadie lo duda.

Según las conclusiones de la investigadora Gloria Mark, profesora universitaria de Informática y psicóloga experta en atención, si en 2004 nuestra capacidad de atención media en cualquier pantalla era de 150 segundos 2 minutos y medio de media. Ocho años después en 2012 descendió a la mitad, a 75 segundos. Y el promedio actual es ya de 45 segundos.

El problema es que la capacidad de atención es el paso previo para poder concentrarnos ó retener contenidos lo que tiene graves implicaciones tanto para el aprendizaje y como en el trabajo. Afecta también negativamente a nuestra vida social y emocional y merma tanto nuestra creatividad como nuestro pensamiento crítico.

“Lo que estamos perdiendo es capacidad atencional. Nos va pasando información por delante y si no le prestamos atención no la podemos procesar. Si permanecemos pasivos nuestro cerebro no es capaz de captar la información si no hacemos ese esfuerzo de prestar atención de forma consciente” explica a COPE Clara Aurora Rodríguez, profesora del Máster Universitario en Neuropsicología y Educación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) .

 ¿Reorganización o pérdida de esfuerzo cognitivo?  

No todo el mundo está de acuerdo con el efecto nocivo de la tecnología en la concentración y, a la postre, en nuestra capacidad de resolver problemas. Expertos como Rodríguez considera que todo va a depender no tanto de la tecnología en sí misma sino del uso que hagamos de ella aunque admiten que un mal uso puede tener un impacto directo en nuestra capacidad de pensar.

“Si los recursos cerebrales que nos ahorramos porque sabemos encontrar la información, por ejemplo gracias a Google o a la IA, los utilizo para otras funciones salgo potenciado. Si, en cambio, no los empleo -como ocurre muchas veces con los sistemas de GPS- esa parte de mi cerebro, el hipocampo, se va atrofiando. Yo considero que, de momento, el llamado “Google Effect” no ha tenido un efecto negativo sobre nuestra memoria y que lo mismo pasará con ChatGPT siempre que no sustituya nuestra reflexión. Lo que provocan es un efecto de reorganización en nuestro cerebro”, subraya Rodríguez.

Lo mismo ocurre señala con nuestra memoria. Ya no nos aprendemos las capitales del mundo o largos poemas como era costumbre en la infancia pero esto, según esta experta en neuropsicología, no implica que estemos perdiendo capacidad: “la memoria más que perderla la estamos utilizando de otra manera. Es verdad que confiamos mucho en los móviles, en las agendas digitales y en la IA para recordar datos y fechas, también para llegar a los sitios, consultar los pasos que hemos caminado o las calorías ingeridas y esto no lo hacían nuestros padres y abuelos”.

Sin embargo y, según Rodríguez, aunque antes nos sabíamos de memoria el teléfono de nuestros familiares y amigos y también sus direcciones, siempre hemos externalizado cierta información -como fechas o tareas por medio de agendas-para tenerla accesible sin tener que recordarla.

El problema es cuando acabamos sustituyendo todo nuestro funcionamiento cognitivo por la tecnología, eso sí es un riesgo y debemos evitarlo utilizándola no como sustitutivo sino únicamente como apoyo. Otra estrategia que tampoco nos ayuda es la multitarea, intentando procesar informaciones muy diversas en el mismo momento porque esto nos resta capacidad”, subraya esta profesora de Máster en Neuropsicología y Educación.

 Nuestros cerebros están cambiando  

La tecnología está modificando la forma en la que funciona el cerebro. Nos afecta a todos pero en mayor medida a las nuevas generaciones que solo han vivido con TikTok e Instagram. El aprendizaje deberá adaptarse en consonancia incorporando un buen uso para potenciar sus habilidades cognitivas y evitando esa pérdida de la capacidad de atención y de concentración que acaban también impactando en lo que somos capaces de memorizar.

“Es más una cuestión de la estrategia que utilizamos para procesar la información la que marca si la vamos a retener a largo plazo o no la vamos a retener. Si memorizamos porque debemos “escupirlo”o repetirlo en algún momento, como hemos hecho tradicionalmente en nuestro sistema educativo, esa información desaparecerá porque no tiene un elemento funcional, no lo hemos acabado de integrar en nuestro sistema de conocimiento. Solo lo que podemos integrar perdura”, explica Rodríguez.

Aboga no solo por memorizar contenidos que es también una forma de ejercitar la memoria sino por llevar a cabo dinámicas que conecten el aprendizaje de forma que podamos retener mejor lo que estudiamos. Un método compatible subraya también con el uso de nuevas tecnologías y videojuegos en la enseñanza “siempre que se usen como complemento y no como sustitutivo de las facultades cognitivas de los alumnos y fomentando desde pequeños su capacidad de prestar atención”.

Grace Chacón es agente de Hacienda pero también ha reflexionado mucho sobre esta cuestión. Considera que “nuestro patrón de atención ha cambiado, por un lado, atiendes más cosas en menos tiempo y, por otro, retienes menos lo que atiendes porque no te lo grabas, pasas de una cosa a otra con la velocidad de tu dedo. Afecta a la retentiva y te cambia el cerebro. Para recuperar nuestra atención y concentración lo que debemos es leer un libro durante al menos 30 ó 45 minutos. Además de estar en las redes sociales, debemos leer libros, ver películas y mantener conversaciones, es decir, tener una estimulación diversa es lo que nos beneficia”.

 Buscar el justo equilibrio entre comodidad y esfuerzo  

Lo mismo ocurre con las personas mayores, la tecnología puede ser una ayuda o contribuir a que nos vayamos atrofiando: “si le pedimos a Alexa que cada tarde le recuerde a tu madre que se acuerde de tomar la pastilla, tu madre no va a recordar esta información. Debemos de jugar con el equilibrio de buscar ayuda en la tecnología pero sin que nos reste autonomía”, explica Rodríguez.

Para preservar nuestra memoria y nuestras funciones cognitivas debemos “vivir de una forma activa y curiosa de forma conectada con los demás. Aprender cosas nuevas, leer, escribir, debatir, jugar, hacer deporte porque oxigena el cerebro y descansar lo suficiente”, concluye.

Además de buscar tiempos de desconexión debemos evitar la multitarea porque el ir saltando de los mails, a la lectura y de nuevo al WhatsApp por ejemplo, según prueban la mayoría de las investigaciones efectuadas hasta la fecha, nos impide procesar eficazmente la información.

“Para mí la multitarea es una ruina, me doy cuenta de que lo que hago es dos o tres cosas mal en función de cuantas actividades combino. Y si algo que me desespera es estar en una conversación de de WhatsApp con alguien que notas que está en otras 3 conversaciones a la vez porque te das cuenta de que no te está prestando atención”, lamenta Grace.

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