Los niños no perciben a los animales de granja como alimentos: Valoran más su bienestar que los adultos

Una investigación demuestra que el ser humano no tiene un proceso mental innato que le sirva para justificar el consumo de carne. Los niños abogan por un mejor trato a los animales

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Los niños nos enseñan, en muchas ocasiones, lo que es el respeto y el amor. En este caso, ellos ven como inmoral comer carne procedente de los animales de granja. Esta evidencia ha sido recogida en un estudio publicado en la revista 'Social Psychological and Personality Science'. "Nuestros hallazgos sugieren que debemos considerar cómo hablamos a los niños sobre la relación de los humanos con los animales no humanos", comenta Luke McGuire, principal autor del estudio realizado por la Universidad de Exeter (Inglaterra). Este análisis demuestra que los seres humanos no tenemos unos procesos mentales innatos que nos ayuden a justificar la ingesta de carne.

Este punto de vista se desarrolla a partir de los 11 años hasta que somos adultos. "Los niños están motivados para considerar el daño contra el mundo natural, incluidos los animales, y como tal podríamos considerar el inicio de estas discusiones sobre las decisiones alimentarias en una etapa temprana de la vida", recalcan los investigadores. Para su estudio decidieron encuestar a 479 personas: unos eran niños de 9 a 11 años, otros jóvenes adultos de 18 a 21 años y, por último, adultos entre 29 y 59 años. Los expertos decidieron calcular el valor que le otorgaban los voluntarios a los animales, comprobando que este dependía de la especie.

¿Qué nos incita a comer carne?

Sorprendentemente, los niños no consideraban a los animales de granja como fuente de alimentos. Además, consideraban que se les debería dar un mejor trato de lo que piensan los adultos. Como sabemos, la producción de carne para el consumo provoca enormes cantidades de gases de efecto invernadero (GEI). Por ello, comer alimentos cuyo origen sea vegetal es más beneficioso para el cambio climático que está sufriendo el planeta. Sin embargo, para incentivar que las personas cambien sus hábitos alimentarios, se debe comprender qué les motiva a comer carne.

McGuire asegura que para conocer los procesos psicológicos sociales que se dan en nuestro entorno, hay que remontarse en el tiempo y averiguar de dónde proceden las actitudes y cogniciones. Además, el autor del estudio apunta que "examinar críticamente nuestra relación con los animales debería ser un objetivo primordial de la lucha contra el cambio climático, que comienza en la infancia". De todas formas, la intención de los investigadores no es imponer una dieta o moralidad diferente a la que tenemos. Simplemente quieren abrir la puerta para que nos planteemos cómo afectan a los niños las opiniones que tenemos sobre los animales, en especial los de granja.

No obstante, en los resultados que han obtenido de las encuestas, hay una clara importancia por parte de bastantes adultos por los animales. Pero esto no quita que sean los niños quienes presentan una mayor preocupación e interés por los cerdos, vacas, ovejas y gallinas que se destinan al comercio de carne. Finalmente, el experto pretende continuar investigando para comprender mejor cómo se conforma la perspectiva sobre los animales cuando somos adolescentes. "En la adolescencia empezamos a tener un mayor conocimiento de los sistemas existentes en el mundo, así como autonomía sobre cosas como la dieta", concluye.