Llega el calor, ¿y también los incendios?

El mayor riesgo se concentra en el Mediterráneo y los archipiélagos

Carmen Labayen

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Todo el arco Mediterráneo desde Cataluña a Andalucía además de Baleares y Canarias concentran este verano el mayor riesgo de incendios. Son las zonas en las que menos ha llovido y que más vegetación seca y muerta acumulan. En el resto y según los expertos consultados por COPE el riesgo inicial es menor que otros años. Solo en 2023 ardieron más de 89.000 hectáreas en España, el tercer peor registro de la Unión Europea.

“En promedio cada año que pasa el riesgo de que haya incendios es mayor porque cada año son más probables temperaturas más altas y olas de calor más prolongadas debido al cambio climático. Tenemos unas condiciones meteorológicas que -unidas al abandono del uso de los bosques y campos y de la acumulación de combustible- favorecen la producción de grandes incendios” explica a COPE Marcelino Núñez, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Esos grandes incendios son los que provocan una superficie quemada superior a las 500 hectáreas. Ramón Bosch es coordinador de equipos de primera intervención y lucha contra incendios forestales de la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios Tecnifuego https://www.tecnifuego.org/: “hemos llegado ya a lo que se conoce como incendios fuera de capacidad de extinción y frente a ello solo existe la planificación del paisaje y la ordenación del territorio”.

La sequía y el abandono forestal agravan el riesgo de incendio

En plena era de abandono del mundo forestal, los fuegos se propagan mejor en las zonas de suelos secos en las que los árboles muertos-que se desaprovechan como leña- se convierten en combustible que arde fácilmente en caso de incendio. A juicio de Bosch, solo volviendo a la gestión del monte y al aprovechamiento forestal es posible limitar el riesgo de incendio.

A las zonas azotadas por la sequía y la falta de humedad en los suelos se unen otras zonas de España en las que a pesar de la lluvia, las condiciones del monte y la meteorología son susceptibles de ser pasto de las llamas este próximo verano. Según el Ingeniero de Montes y profesor de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) Eduardo Rojas es el caso de “la zona de Orense en Galicia donde suele haber complicaciones principalmente en agosto y septiembre porque tiene un clima continental, no le llega la humedad del Atlántico y además el viento suele ser del cuadrante del este lo que genera situaciones difíciles”.

Considera que en las zonas en las que sí ha llovido durante el año el riesgo de incendio será mayor a principios de junio cuando la hierba esté totalmente seca.

Para Rojas, que preside el Programa para el Reconocimiento de Certificación Forestal (PEFC), “es preciso reducir la biomasa sobrante y gestionar los bosques para que sean accesibles para los equipos de extinción. Para que haya cortafuegos en el monte debemos reducir la continuidad de la vegetación y, para ello, es necesario recuperar los campos de cultivos y la actividad ganadera”.

También importante, señala el ex vicedecano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, una adecuada planificación. Como ejemplo cita las medidas obligatorias puestas en marcha en la Comunidad Valenciana. Afecta a los municipios que tienen vegetación forestal, el 95 por ciento del total, y se aplican desde hace 2 años.

La prevención pilar esencial para evitar los fuegos

Por segundo año consecutivo el Gobierno ha adelantado la campaña estatal contra incendios forestales que arranca el próximo 1 de junio con un despliegue que completa al que organizan las comunidades autónomas, una decisión adoptada por el Comité Estatal de Coordinación y Dirección (CECOD) del Plan Estatal de Incendios Forestales para poder anticipar las respuestas y maximizar su eficacia en un contexto difícil por la combinación de temperaturas significativamente altas y una sequía prolongada.

Una anticipación especialmente importante en un contexto de crecientes grandes incendios debidos al estrés hídrico agravado en plena temporada de olas de calor. Solo en 2023 se registraron 19 incendios en los que se quemaron superficies superiores a las 500 hectáreas.

El dispositivo estatal contraincendios incluye las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF), la flota de hidraviones y la Unidad Militar de Emergencias así como los dispositivos de Policía y Guardia Civil que se activan en cada incendio concreto.

A esto se une, la labor de AEMET que según explica a COPE Núñez: “prestamos un asesoramiento meteorológico sobre la situación en el punto del incendio y su evolución y disponemos de un visor para que los servicios de Protección Civil y los equipos extinción de incendios puedan acceder a las observaciones y predicciones meteorológicas en tiempo real. Les brindamos un servidor con el mapa de las variables meteorológicas más importantes centradas en el punto del incendio y aportamos, cada 6 horas, un informe exhaustivo con toda la información relevante”.

Se trata de evitar consecuencias fatales y de poder evacuar a tiempo de forma preventiva antes de que sea tarde. Solo en 2023 una persona perdió la vida en la localidad cacereña de Nuñomoral en un fuego ocasionado por la quema de rastrojos y otras 74 personas -24 de ellas de los servicios de extinción- tuvieron que ser atendidas por equipos sanitarios en los 378 incendios que se notificaron al Centro Nacional de Seguimiento y Coordinación de Emergencias (CENEM).

Según los datos provisionales de la Estadística General de Incendios Forestales, en 2023 se produjeron más de 7.700 incendios, un 22 por ciento menos que la media de la última década. Pese a ello, más de 28.000 personas tuvieron que ser evacuadas, el tercer mayor número desde que hay registros.

Cada año se producen en España una media anual de 80 incendios forestales con consecuencias para la población, según los registros de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias.

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