Ana Márquez

Uno de cada cuatro alumnos del colegio público República de Venezuela, en el madrileño distrito de Usera, es de origen asiático, una situación que la dirección del centro ha aprovechado para difundir la multiculturalidad con talleres de origami y la inclusión de comida china en el menú escolar.

Conocido como el "Chinatown" madrileño, en el distrito de Usera viven alrededor 6.000 personas chinas, una realidad que se traslada a los colegios de la zona, que acogen un gran número de alumnado de esta nacionalidad.

El caso más significativo es el del colegio República de Venezuela, que con un 25 % de alumnos de origen asiático ha decidido integrar en su programa escolar actividades relacionadas con la cultura china.

Este centro colabora por tercer año con el Ayuntamiento de Madrid en las festividades del Año Nuevo Chino, que concluyen este martes.

En este caso 150 alumnos han realizado un taller para confeccionar dragones con material reciclado que formaron parte del elenco del pasacalles que celebró el pasado domingo la llegada del año del cerdo.

La profesora de este taller, Rebeca, cuenta a Efe que es interesante ver cómo los alumnos se relacionan con una cultura que es totalmente ajena y desconocida por los niños que no son de origen chino y les permite una amplitud de miras más allá de la cultura occidental.

No sabíamos que si no le pintábamos los ojos al dragón, nunca se despertará, dicen Karina y Gabriela, dos alumnas de cuarto de Primaria que participaron en este taller escolar.

El colegio República de Venezuela cuenta con más de 27 nacionalidades que intentan reflejar en su calendario lectivo, pero vivir en el barrio chino de Madrid ha supuesto poner el foco en la cultura asiática aunque no olvidan las demás.

El director del centro, Ángel García, señala a Efe que con el programa educativo del colegio quieren reflejar la realidad multicultural que viven los niños en el distrito.

En los colegios públicos no elegimos a nuestro alumnado y, en la situación de este barrio, la mayoría de los alumnos son chinos o sudamericanos, apunta.

Desde el centro indican que la integración cultural va "mucho más allá" de celebrar el Año Nuevo Chino, que para ellos es puramente anecdótico.

Así, el colegio organiza talleres de origami y de ajedrez chino y ofrece semanalmente un menú asiático en su comedor.

La integración a partir de sus situaciones reales es muy importante y les hace ilusión, afirma el jefe de estudios, Eduardo Grande, que opina que si el barrio es multicultural en el centro también tienen que serlo.

En el colegio aseguran que la relación con las familias chinas es muy fluida ya que respetan la autoridad del docente y, para mejorar la comunicación, cuentan con una traductora que les ayuda a transmitir la información relativa al centro.

Antes los padres nos preguntan por qué celebrábamos fiestas como el Año Nuevo Chino y ya ni se cuestiona, dice Grande.

El jefe de estudios destaca que la cultura china es muy distinta a la occidental, por lo que considera que integrarla en el programa educativo ayuda al alumnado a enriquecerse desde el conocimiento y la multiculturalidad.

Por su parte, el director del colegio afirma orgulloso que dentro del centro no hay xenofobia porque a edades tempranas se tienen menos perjuicios e insiste en que, cuanto más se conozcan otras culturas y se integren de forma cotidiana, más se podrá evitar la xenofobia. EFE

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