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Se alargan las colas del hambre en España: más de dos millones de hogares, sin acceso a alimentos nutritivos

La familia, los amigos y vecinos, y las organizaciones no gubernamentales son la principal fuente de ayuda para estas familias

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Sefi García
Redactora de sociedad y cultura

Madrid

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 00:28

Dos millones y medio de hogares españoles no tienen acceso a diario a alimentos sanos y nutritivos, según un estudio realizado por la Universidad de Barcelona. Un problema estructural agravado por las consecuencias de la pandemia y ahora también por la subida de los precios. Ya en 2019 casi el 12% de los hogares españoles necesitaban ayuda para comer.

La familia, los amigos y vecinos, y las organizaciones no gubernamentales son la principal fuente de ayuda para estas familias, aunque el 57% reciben ayuda monetaria de las administraciones.

La pandemia volvió a plagar las calles de colas del hambre: duplicó el número de familias que no pueden hacer una comida decente: dos millones y medio de ciudadanos han tenido que reducir la ingesta de alimentos, es decir: pasan hambre. Son datos de un estudio realizado por la Universidad de Barcelona, el primero que se ha hecho, sobre inseguridad alimentaria en nuestro país. El estudio señala que en julio del año pasado más de seis millones de personas tenían dificultades para llevar comida a la mesa, dos puntos más que en el año 2.019. Aunque la situación en el segundo semestre del año mejoró bastante, la altísima inflación, con toda probabilidad, ha hecho que las familias que estaban en la cuerda floja, hayan caído del lado malo.

La estadística más negra

No tenemos todavía datos del año pasado, pero según el INE en 2020, un 7% de la población vivía en carencia material severa, más de tres millones de personas, un millón más que en el año anterior.

Se considera situación carencia material severa: cuando una familia no cumple al menos 4 de nueve necesidades básicas: que no llegan a fin de mes, que no tienen dinero para gastos imprevistos, que han dejado de pagar algún recibo, que no pueden permitirse una semana al año de vacaciones, que no pueden mantener la vivienda a temperatura adecuada, que no pueden comer carne o pescado dos días por semana, que no pueden permitirse un televisor, una lavadora, un teléfono... Nos cuenta Antoni Cunyat, economista, investigador y profesor de las universidades de Valencia y Oberta de Catalunya que además, los datos del INE señalaban que un 26,4% de las familias estaban en el límite. “once millones de personas tenían entonces ingresos anuales por debajo del 60% de la renta media. A estos, cualquier contratiempo puede empujarles a caer en la pobreza”.

El estudio revela que de esas dos millones y medio de familias en emergencia alimentaria, la mitad tenían a alguno de sus miembros o a todos en el paro. La doctora Ana Moragues-Faus, investigadora Universidad de Barcelona y una de las responsables del estudio ha contado a COPE que las conclusiones “nos llevan a deducir que el problema del hambre en España no es un hecho coyuntural, no depende de circunstancias concretas, sino que es un hecho estructural”, porque realmente, solo ha crecido la incidencia general algo más de un punto, 656.000 personas, con respecto al año anterior. Y no solo pasan serias privaciones las familias en situación de desempleo.

“Lo que hemos visto es que había familia en situación laboral precaria- explica-pero también hay hogares que no estaban en esa situación y estaban teniendo problemas de seguridad alimentaria, hablamos también de la calidad de estos trabajos y familias que teniendo cocina y frigorífico, no cocinaban, o bien porque no podían hacer frente a la factura energética o bien por fata de tiempo”. Dos de cada 10 familias no tenían siquiera donde cocinar un huevo frito.

Manos que ayudan

La familia, los amigos, los vecinos, los bancos de alimentos... están detrás del sustento para 7 de cada 10 de estas familias, aunque el 57% perciben ayudas monetarias públicas, “que no son suficientes-explica la Doctora Moragues-Faus- porque uno de los principales problemas es que no se mide, no se estudia cuales son las necesidades reales, y por lo tanto, a pesar de los esfuerzos públicos, no se ponen las medidas necesarias. No son suficientes para garantizar una buena alimentación”.

Tiene consecuencias en la salud, por el tipo de dieta que llevas, para poder tener vida saludable y las enfermedades que conlleva, obesidad, diabetes, sobrepeso... pero también tiene un efecto claro en la salud mental: el estres de no saber si vas a poder alimentar a tu familia, de no saber si vas a llegar a fin de mes vas a tener ingresos para hacer todas las comidas al día. Y también afectan a la socialización de las familias, muchos nos socializanos con la comida.

¿Por qué se castiga la alimentación?

El gasto en la alimentación suele ser el más flexible: primero pagamos la vivienda, la energía, y en la comida apretamos según vaya el mes. Nos cuenta la investigadora de la Universidad de Barcelona que “desde los años 60 el gasto en alimentación ha disminuido más del 65%, y el dinero que dedicamos a la factura energética y la vivienda, ha crecido el 200%. La alimentación siempre se ha considerado el gasto que se puede flexibilizar, te puedes saltar alguna comida, a ir a una alimentación más barata, más de ultimo momento, a alimentos ultraporcesados muy baratos. Con riesgo para nuestra salud. Estamos pasando de tener problemas económicos a problemas de salud, y no solo en los adultos, también los niños”.

Y es el que riesgo para la salud es muy serio. La obesidad, el sobrepeso, la diabetes, son consecuencias de no llevar una dieta saludable, y los datos que vamos conociendo “señalan precisamente a las familias con menos recursos como las que más padecen estas enfermedades, a lo que hay que sumar el estrés que les produce nos saber si van a poder alimentar a su familia”.

La subida de los precios

El economista Antoni Cunyat, está convencido de que los porcentajes han subido. “El incremento generalizado de los preciosos puede hacer caer de la cuerda floja a estas familias, a estos 11 millones de ciudadanos que estaban en la cuerda floja, a que entren en pobreza. Porque con el mismo salario son más pobres. Lo que nos indican los datos es que, si bien en el segundo semestre del año pasado la situación mejoró, la subida de la vida ha provocado que el porcentaje de familias pobres se ha incrementado en el primero de este año”.

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