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Informe COPE: El rodillo del porno como escuela, un fiasco social

De media, la edad de iniciación al porno en nuestro país está entre los 8 y los 11 años. En este Informe COPE analizamos cómo están cambiando las relaciones sexual-afectivas.

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Escucha algunas claves sobre la realidad del porno en España: Te las cuenta Carmen Labayen.

Tiempo de lectura: 10'Actualizado 23 may 2024

La cuestión no es si tu hijo va a ver porno sino cuándo lo va a ver.

Y todo porque la probabilidad es grande: la edad de inicio se sitúa entre los 8 y los 11 años y 7 de cada 10 adolescentes lo consumen regularmente en España, según recoge el último Informe COPE.

Evitar que el porno formatee el cerebro de niños y jóvenes y que condicione sus futuras relaciones pasa por mejorar la educación afectivo-sexual tanto en casa como en el colegio.

El problema no se limita solo a los más jóvenes. España es uno de los países del mundo en el que más pornografía se consume. 1 de cada 6 sitios web visitados se dedican a este negocio. 7 de cada 10 consumidores son hombres. Solo en nuestro país es un negocio que mueve más de 400 millones de euros al año, en el mundo 100.000 millones de dólares.

El impacto de la pornografía es mayor en menores de edad pero también afecta a los adultos, tiene un componente adictivo y deforma la realidad de unas relaciones desprovistas de cualquier afectividad. Y es que además de llevarnos a buscar emociones cada vez más fuertes, la pornografía hace que normalicemos relaciones tóxicas, degradantes y violentas alejadas de una sexualidad basada en el afecto, el respeto y la belleza.

De la curiosidad a la obsesión y a la pérdida de control

Danny Ribero tiene ahora 37 años y con tan solo 5 años vio por primera vez un vídeo porno. Fue en casa de un amigo suyo cuyo hermano mayor escondía la cinta de VHS debajo de la cama. No ha olvidado la sensación que le provocó “era una escena con dos hombres y una chica, fue tan desagradable y me generó tanto miedo y desesperación que salí corriendo a esconderme en el sitio más recóndito de esa casa”.

Durante días sintió malestar en el estómago y en en el pecho pero no habló con nadie de lo que había ocurrido, del trauma que había sufrido. Lo visto le marcó y le generó curiosidad ya desde la infancia aunque con la adolescencia la búsqueda, según cuenta a COPE, se intensificó hasta convertirse en algo obsesivo primero con revistas y, de forma exponencial, con la llegada de la tecnología a su casa.

Vídeo

“En el momento que tuve un ordenador con Internet de banda ancha mi búsqueda de pornografía se vuelve compulsiva, me doy cuenta de que tenía acceso a un escaparate de contenidos prácticamente infinito. Como estudiante me afectó sobre todo al sueño porque muchas noches me pasaba 3 a 4 horas buscando el vídeo que me iba a dar el máximo subidón”, explica Danny que entonces tenía 17 años.

Se da cuenta de que tiene un problema cuando quiere dejar de ver pornografía “lo lograba a veces unos días pero luego, aunque me proponía que nunca más consumiría, siempre volvía a caer y así durante años. No me quedó más remedio que reconocer que había perdido el control”.

Si logró salir de la adicción fue, según recalca, fue gracias a la que hoy es su mujer: “semanas antes de nuestra boda me preguntó si veía pornografía y opté por decirle la verdad. Le hizo daño porque no lo sabía pero me propuso ayudarme. Quedamos en que cada vez que volviera a caer se lo tenía que contar”. Es algo que sucedió varias veces pero con lo que Danny logró ir reduciendo su consumo. Lleva 7 sin consumir pornografía.

Tendemos a replicar lo que vemos

“Aunque no llegue a desarrollar síntomas o una psicopatología, un consumidor habitual de pornografía se está educando en estos modelos que se almacenan en el cerebro y que tendemos a replicar. Esto sucede a cualquier edad pero la tendencia a imitarlos es aún mayor en los adolescentes porque su cerebro está en pleno desarrollo” explica a COPE el terapeuta sexual y experto en adicciones Gabo Serrano.

Es algo que científicamente se explica por lo que se conoce como las “podas neuronales” o lo que es lo mismo la eliminación natural de las conexiones entre neuronas que dejan de ser útiles. Según subraya Serrano, el visionado de pornografía genera unas emociones tan intensas en el cerebro y en el cuerpo que se fijan en detrimento de otras conexiones cerebrales que usamos menos y “con los años esta información se va acentuando y va dejando su impronta”.




El uso y el abuso de la pornografía conduce a normalizar las relaciones que cosifican a la mujer y a desarrollar relaciones poco empáticas y respetuosas. Otro riesgo es la mayor propensión a llevar a cabo prácticas sexuales de riesgo y a reproducir comportamientos violentos. Algunos de los expertos consideran, de hecho, que el consumo abusivo de pornografía está detrás del drástico aumento de las agresiones sexuales, en particular, las que se llevan a cabo en grupo o manada.

Solo las agresiones sexuales a menores de edad se han disparado un 55 por ciento en los últimos cinco años y en 15 años se han multiplicado por 5 los ataques sexuales grupales que ya son el 10 por ciento del total según refleja el estudio Agresión Sexual en Niñas y Adolescentes según su testimonio. Evolución en España (2019-2023).

Ni suficiente formación ni adecuados referentes para los jóvenes

Casi el 50 por ciento de los jóvenes españoles de entre 14 y 29 años aseguran que no han recibido educación sexual ni en su familia ni en su centro educativo. Solo el 40 por ciento afirma que sí ha tenido esa formación con sus padres y el 46 por ciento en el sistema educativo. Es la principal conclusión del estudio “Juventud y Pornografía en la era digital” de la Fundación Fad Juventud publicado en noviembre de 2023.

La mitad de los adolescentes y jóvenes consideran que el porno es una fuente de inspiración, dicen que les ayuda a conocer y comprender mejor el sexo. Solo 4 de cada 10 admiten que les crea una imagen falsa de como es el sexo realmente. Además y según este informe, 3 de cada 10 jóvenes de entre 16 y 29 años consideran que hay relación entre consumir pornografía y presionar a otras personas para realizar prácticas sexuales.

Para el co-autor de este estudio, Alejandro Gómez de Miguel, “la pornografía está sirviendo de escuela porque muchas veces llega antes que la propia educación afectivo sexual por parte de padres, madres y docentes. En casa se convierte en algo difícil de abordar y tampoco forma parte de la educación básica, está excluida del currículo. Constatamos incluso que ha habido un retroceso en la demanda de talleres de este tipo por parte de los colegios”.

Es la falta de formación -que deben dar en un primer momento los padres y que también debe implantarse en el sistema educativo- convierte a la pornografía, según explica Gómez en “una guía para actuar y también de expectativas, normalizando comportamientos que luego una parte de los chavales quieren llevar a la práctica, lo que está generando también frustración en muchos chicos y chicas”.

De hecho, para 3 de cada 10 jóvenes los vídeos porno son la única fuente de información sobre sexualidad, según el estudio (Des)información sexual: pornografía y adolescencia publicado por Save The Children en 2020.

“Al igual que nadie aprende a conducir con el videojuego “Fast and Furious”, no puedes aprender a tener relaciones sexuales viendo pornografía. Los padres deben abordarla desde que son pequeños obviamente adaptando los mensajes desde la infancia porque si quieren empezar en la adolescencia con 14 años ya es tarde y no hay manera”, señala en COPE Carmen del Moral, portavoz de Save The Children.

Es justo lo que está haciendo con sus 3 hijos Danny Ribeiro. Tras lograr desengancharse de la pornografía considera que “protegerles es darles herramientas, aprender como padres sobre temas de educación afectivo-sexual. Ahora hay muchos materiales online que te enseñan a manejarlos sin ser explícito ni vulgar y de forma apropiada a cada edad”.

Urge llegar a un consenso

Paliar el impacto de la pornografía -que según ese estudio de Save The Children consumen con frecuencia 7 de cada 10 adolescentes de entre 13 y 17 años, 9 de cada 10 en la intimidad y centrados en contenidos online basados mayoritariamente en la violencia y la desigualdad- también depende de implantar la educación afectivo sexual en la escuela, algo que no se hace por falta de consenso.

“Al no haber un criterio unificado de lo que se entiende por educación afectivo sexual ni de lo que debería darse en cada etapa nos encontramos que, muchas veces, en los colegios no se da esta formación por desconocimiento, falta de formación y, en ocasiones, también por miedo a la reacción de determinadas familias”, explica a COPE Del Moral.

“No puede ser que no podamos llegar a un acuerdo entre todos sobre ideas genéricas como el respeto a los demás, la educación afectiva saludable, la gestión de emociones, la prevención de abuso sexual, el cuidado de la intimidad o el manejo de las redes sociales”, lamenta Blanca Elía, portavoz de Dale una Vuelta, una de las organizaciones más activa en España en la lucha contra la pornografía y sus efectos.

Evitar el destrozo de la pornografía en niños y en adultos

Blanca Elía lleva 2 años impartiendo cursos de educación afectivo sexual en colegios porque según explica a COPE “nuestros jóvenes y los niños se merecen conocer otra visión de la sexualidad en la que mostremos la grandeza y la belleza que tiene; llena de respeto hacia la otra persona, para demostrar lo que nos queremos; algo que la pornografía se encarga de destrozar”.

“Cuando les explicas cómo afecta al cerebro, cómo la pornografía puede convertirse en muchos casos en una adicción, cómo hace que cosifiques a las personas, cómo hace que tengas actitudes más agresivas, cómo las conductas que exhiben no son reales ni verdaderas y cómo encierran un sufrimiento oculto para muchas personas de las que se sirve la industria del porno, los chavales enseguida te lo compran” señala Elía.

En su labor como formadora se ha topado con situaciones muy reveladoras de lo que está ocurriendo: “ya me ha pasado 3 veces que un niño de primero de la ESO que con 12 años aún está por desarrollar levante la mano y pregunte si se puede recuperar el cerebro (del daño de la pornografía)”.

Considera que más que nunca hay que hablar del proceso amoroso, de la atracción, de la amistad, del enamoramiento, del amor y del compromiso que implica. Y todo porque según la portavoz de Dale una Vuelta “ahora lo primero es liarse y luego quizás se dan el Instagram o el nombre”.

“El problema es que les estamos vendiendo a nuestros jóvenes y a nuestra sociedad que lo que vemos en la pornografía es sexo cuando el sexo no tiene nada que ver con eso. Los niños están muy bien hechos y cuando les muestras otra versión de la película y les hablas de amor, de verdad lo quieren, muchos están ya muy asqueados de lo que están viviendo y del sufrimiento que conlleva”, subraya esta experta.

Acceso fácil e ilimitado, cada vez más accidental

Desde Dale una Vuelta lamentan que “solo el 10 por ciento de las páginas de pornografía pregunten si eres mayor de edad y que baste un solo sí para seguir adelante”.

Desde la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) añaden otra cifra no menos escalofriante. Según explica en una entrevista a COPE su directora Mar España: “el acceso al porno accidental era inferior al 20 por ciento antes de la pandemia y después los algoritmos lo han elevado al 70 por ciento, es decir que, aunque el niño no esté activamente buscando el porno, es el porno el que va buscar al niño”.

Para evitar el fácil acceso de menores de edad a contenidos para adultos trabajan junto al Ministerio de Transformación Digital en la puesta en marcha de “una aplicación que se basa en sistema de doble ciego que hace que una persona tenga que demostrar el atributo de ser mayor de edad con cargo a cualquier documento oficial (el DNI, la tarjeta médica, el carné de conducir....) para poder seguir adelante. La ventaja es que no hay terceras empresas que se están quedando con millones de datos de menores que quieren acceder”.

Estará lista después del verano y Mar España confía en poder implantarla en el resto de la Unión Europea porque “es el sistema más protector de la privacidad y además de garantizar también el anonimato de los adultos protege infinitamente a los menores porque evita que se puedan crear bases de datos donde los pederastas puedan ir a buscarlos”.

La AEPD también actúa contra las empresas de pornografía con sede en España. La mayoría operan desde fuera de nuestro territorio y las que lo hacen desde nuestro país prefieren las multas a cualquier limitación de su millonario negocio. Su posible cierre se estudia caso por caso.

“Hemos sancionado a 3 empresas de pornografía pero una tenía 5 páginas web con multas en total de alrededor de un millón de euros que les ha compensado pagar en lugar de implantar las medidas organizativas para verificar la edad, lo que nos ha llevado a volver a abrir un procedimiento sancionador” señala Mar España.

También investigan la plataforma Only Fans de contenidos en su mayoría eróticos y sexuales que cuenta con más de 240 millones de suscriptores en todo el mundo y España es el quinto país en producción de vídeos, el 97 por ciento de ellos realizados por mujeres: “en el marco europeo la hemos investigado porque tampoco cumple con los criterios de verificación de edad como también a las empresas de pornografía más conocidas y a redes sociales como TikTok por promover indirectamente estos contenidos”.

Una generación que ha pagado el pato

Aunque el Ejecutivo trabaja en cambios legislativos para evitar la desprotección de los menores en Internet, para algunos ya han llegado tarde.

“Los que tenemos hijos adolescentes ahora han pagado el pato y confío en que los más pequeñitos no tengan que pagarlo” afirma Blanca Elía.

El pasado enero el Ejecutivo creó un grupo de 50 expertos para diseñar una estrategia para proteger a los niños y a los adolescentes en el entorno digital. Sus conclusiones deben estar listas antes del verano y establecer no solo recomendaciones sino también la puesta en marcha de medidas en el corto, medio y largo plazo. Servirán de base para la aprobación de una futura ley integral para la protección de menores en Internet y de una estrategia integral centrada en competencias digitales e igualdad en el ámbito educativo.

Un problema de toda la sociedad

Aunque es especialmente preocupante en menores, también en adultos el consumo de pornografía tiene consecuencias.

“La pornografía a nivel de adultos sigue estando bien vista, es algo que hace gracia en un grupo de tíos, frecuentemente, enviar por ejemplo un vídeo subido de tono hace gracia, sin pensar, por ejemplo en esa pobre chica que ha acabado ahí”, señala Blanca Elía.

James Edward trabaja para la organiación Amar Dragoste de atención a mujeres víctimas de trata y en situación de prostitución. Explica a COPE que “mucho consumidor de prostitución viene de un alto consumo previo de pornografía. Acaban queriendo reproducir lo que ven en la realidad y la única persona a la que encuentran para realizarlo por así decirlo 'a su gusto' es con una persona que ejerce la prostitución”.

Edward de origen británico pero criado en Valencia sabe lo que es caer en la adicción a la pornografía porque lo vivió en primera persona: “los chutes de dopamina que te da la pornografía son muchísimo más intensos que los de otras drogas y por eso es tan difícil dejarla. Con el tiempo te vas dando cuenta que cada vez el chute de dopamina que recibes ya no es el mismo con el mismo contenido y que cada vez necesitas o más tiempo de exposición o cosas más extremas”.

Ahora tiene 40 años y hace una década que logró dejar atrás ese círculo vicioso propio de las drogas con sustancia: “cada vez disfrutaba menos ese consumo (...) al final estaba repitiendo un patrón de conducta, respondiendo a un impulso pero racionalmente no me hacía nada feliz”.

También le ayudó el documentarse sobre cómo funcionaba la industria del porno porque, según subraya, “me di cuenta de que al consumir pornografía yo estaba contribuyendo a la miseria de muchas personas”.

Hoy trabaja para ayudar a estas mujeres afectadas en muchos casos por la factoría de contenidos sexuales que generan más visitas en Internet que Amazon, Netflix y la red social X juntos a razón de 962 búsquedas por segundo.

Edward se dedica, en paralelo, a labores de concienciación en los colegios. Y todo porque “los niños de ahora tienen a veces casi 8 años menos que cuando yo me expuse al porno y acceden a contenidos mucho más explícitos y duros. No me quiero ni imaginar cómo les está afectando y como está tergiversando en sus relaciones. En mi caso fue muchísimo el impacto y actualmente es mucho peor”.

En torno al 8 por ciento de las personas que consumen pornografía desarrollan una adicción. Son bastante más hombres que mujeres los que se enganchan especialmente aquellos con problemas para regular las emociones y con bajos niveles de frustracción. Hay factores de riesgo que hacen más probable la adicción explican psicólogos especializados como Serrano, entre ellos, el haber sido víctima de abuso sexual en la infancia o personas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o que sufren depresión o ansiedad. El tratamiento deberá adaptarse a cada persona, a cada caso. Se trata en la mayoría de las situaciones con psicoterapia cognitiva conductual, abordando las causas que han llevado a ese enganche.

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