Más de tres millones de empleados renunciarán voluntariamente a su empleo este año

Sefi García relata en 'Herrera en COPE' que el fenómeno, que ya no es exclusivo de los jóvenes, responde a motivos salariales, la falta de conciliación y una desmotivación laboral

Sefi García

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En los primeros ocho meses, las renuncias ya superaron los dos millones. El año pasado casi tres millones de trabajadores abandonaron de forma voluntaria su empleo en el último año en España, el doble que en 2.021, según datos de la Tesorería General de la Seguridad Social. 

El fenómeno de la “gran renuncia” que asomó en Estados Unidos en 2020, se ha extendido por todo el mundo. Las relaciones laborales están experimentando un cambio de paradigma sin precedentes. El año de la pandemia, cincuenta millones de empleados dejaron su empleo en Estados Unidos, cincuenta de los ciento cincuenta trabajadores que compone la fuerza laboral de la potencia mundial. Fue un aviso al resto de los países occidentales. 

En el nuestro, donde tradicionalmente se imponía el apego emocional de los empleados a la empresa, el “trabajo para toda la vida”, la decisión de cambiar de empresa o de abandonar directamente el mundo laboral se ha ido instalando poco a poco y estamos a punto de llegar al record de renuncias voluntarias. 

 CRECE EN TODAS LAS EDADES   

Estrés y desmotivación son las razones detrás de esta decisión no siempre fácil ni cómoda que toman el 41% de los jóvenes entre 18 y 28 años, los primeros que no se arredraron a la hora de buscar otros caminos laborales. Pero el hecho no se ha quedado en la conocida como generación Z, 29% de los millennials (entre los 29 y los 44 años), al 23% de la Generación X (entre los 45 y los 60 años) y tan solo al 11% de los baby boomers. 

 LAS RAZONES   

Alejandro tiene 27 años y va ya por su quinta empresa. Este programador informático decidió cambiar en alguna ocasión “porque iba amargado, no me gustaba el proyecto, tuve que aprender un lenguaje que nunca había utilizado y cada día me metían más trabajo. Salía de casa sin motivación. Aguanté dos meses y la empresa mientras buscaba otra y de las múltiples entrevistas que hice me quedé con la propuesta que mejores condiciones me daba y con el proyecto que me gustaba más”. 

La falta de sintonía con la empresa fue la razón que le impulsó a buscar otra. Esa es una de las razones, pero es sobre todo el salario y la falta de flexibilidad laboral lo que impulsa a los empleados a irse voluntariamente. Las decisiones tomadas por las compañías en las sucesivas crisis y el cambio de mentalidad en la pandemia han impulsado los datos de la “gran renuncia”. Los más jóvenes no tienen vínculos emocionales con las compañías, vínculos que van desapareciendo también en los más veteranos. 

 ESTRÉS Y BURNOUT   

La salud de las plantillas ha empeorado. En 2024, la tasa de incapacidades temporales alcanzó 53,3 por cada 1.000 trabajadores, el nivel más alto desde que se recopilan estos datos. El Banco de España alerta de que esta cifra casi duplica la registrada antes de la pandemia (del 2,5 % al 4,5 %), con un coste público que supera los 15.000 millones de euros, alrededor del 1 % del PIB. 

Este incremento refleja no solo un mayor número de bajas, sino también la creciente duración de estas, especialmente cuando están vinculadas a problemas psicológicos o emocionales. El año pasado, se registraron 643.681 bajas laborales por trastornos mentales, un 72 % más que el año anterior, con una duración media de 108 días.

 Son las segundas más largas después de las causadas por tumores y problemas cardiovasculares, y afectan principalmente a mujeres de entre 36 y 45 años, que representan el 58 % de los casos. Además, el 25 % de las bajas reincidentes están relacionadas con la salud mental. 

El 70% de los empleados aseguran haber sufrido en el último año síndrome de burnout o "síndrome del trabajador quemado" considerado por la OMS como enfermedad laboral en 2.022, según estudio realizado por Ringover.es.

 LAS CONSECUENCIAS Y LA REACCION DE LAS COMPAÑÍAS   

El abandono voluntario de los trabajadores no es gratis para las empresas. Tiene un coste, como nos cuenta el experto en liderazgo y cohesión de equipos Manel Fernández Jaria “muy elevado, directo e indirecto. El directo es simplemente, pues la contratación, pero la parte indirecta es todo lo que hay de implantar en la nueva persona la cultura, la cultura de una organización. 

O sea que el coste tanto directo como indirecto es brutal y yo creo que las empresas tienen que desarrollar políticas que les permitan fidelizar el talento”. Los empleados que dimiten tienen de media 2,7 empleos al año, según cálculos de la Seguridad Social. Las organizaciones están reaccionando, asegura Fernández Jaria que se mueve por toda la península orientando a las empresas en las que ha comprobado que “están poniendo foco en eso, cada vez más. 

Cada vez tenemos más demandas de empresas que nos piden apoyo psicoemocional, nos piden evaluaciones de riesgos psicosociales. Yo estoy haciendo por ejemplo, cada vez más trabajo de liderazgo, cada vez las compañías intentan reforzar el papel de los mandos intermedios, de los líderes, justamente porque se sabe que la conexión entre los trabajadores y los mandos intermedios es un factor determinante en la fidelización de los trabajadores”. 

Porque el abandono no está solo relacionado con el salario. Señala a un cambio cultural en la relación con el trabajo. 

Se buscan mejores condiciones, conciliación y salud mental, tres factores que pesan cada vez más en la toma de decisiones. Los trabajadores buscan cada vez más un equilibrio entre vida y trabajo, estabilidad y bienestar en el lugar de trabajo. En contrapartida, las empresas se encuentran en una situación de escasez de trabajadores cualificados, por lo que no pueden permitirse perder a aquellos que ya están formados.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.