El agente patógeno provoca la enfermedad cuando produce una toxina específica, ésta altera la estabilidad de la membrana celular, lesionando o destruyendo así las células.La enfermedad se manifiesta de forma local en las zonas infectadas, en las amígdalas, la garganta y el espacio nasofaríngeo, y provoca allí una inflamación que conlleva a la muerte tisular.Pero no sólo el aparato respiratorio se ve afectado. La toxina puede llegar a acceder a la circulación sanguínea y afectar a órganos como los riñones, el cerebro, el corazón o el sistema nervioso.La difteria se transmite con facilidad a través de los fluidos corporales y la saliva y los síntomas aparecen una semana después.Desde el 1 de enero de 2001, la detección del agente patógeno, la sospecha de infección, la enfermedad y la muerte por difteria son de declaración obligatoria en Europa, según la ley de protección contra enfermedades infecciosas.