The New York Times publica una segunda posible reacción adversa en un voluntario de la vacuna de Oxford

Este lunes los ensayos de la vacuna de AstraZenca y la universidad e Oxford podrían haber sufrido un nuevo revés

Una segunda posible reacción adversa en un voluntario de la vacuna de Oxford

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hace poco más de diez días, la farmacéutica AstraZeneca y de la universidad de Oxford anunciaban la paralización, durante unos días, de los ensayos de su vacuna contra la covid-19 ya que uno de los voluntarios había desarrollado una mielitis transversa, una inflamación de ambos lados de la médula espinal provocada por una infección viral y que ocasiona trastornos sensitivos o motores.

Días después la propia universidad de Oxford anunciaba que retomaba los ensayos de la fase 3 de su vacuna. Aseguraban que "en programas tan amplios como este es habitual que algunos de los participantes se encuentren mal. Cada caso debe ser cuidadosamente evaluado para garantizar una evaluación cuidadosa de la seguridad", explicaban.

The New York Times, según recogen medios como El Mundo, ha informado de que un segundo paciente desarrolló en el pasado un problema neurológico. Según informa este medio, citando fuentes cercanas a la investigación del fármaco, este segundo paciente también sufriría mielitis transversa. Sin embargo, los ensayos clínicos se reanudaron al descartarse que estos síntomas fueran provocados por la vacuna.

MENOS EFECTOS SECUNDARIOS QUE NINGÚN FÁRMACO

"Las vacunas son los productos farmacológicos más seguros que existen, no hay un producto con menos efectos secundarios que una vacuna", subraya por su parte el doctor Jesús Molina Cabrillana, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.

En casos muy excepcionales, ha habido vacunas que han causado "complicaciones neurológicas", porque hay virus "que tienen afinidad por el tejido nervioso", explica este experto. Y la posibilidad de que haya efectos adversos en algún caso es mayor con "vacunas que usan virus vivos", como la de la polio.

De todas formas, cuando se dan esos efectos secundarios, son "infinitamente inferiores" a los que provoca el virus natural, "del orden de 100.000 veces menos", aclara el doctor Molina.

SI NO ES SEGURA NO SALE AL MERCADO

Además, antes de que una vacuna pueda salir al mercado, debe someterse a un gran número de pruebas y controles sanitarios, en primer lugar para garantizar que no produzca efectos adversos inadmisibles.

La elaboración de una vacuna tiene que someterse a la supervisión de organismos nacionales e internacionales y superar controles exigentes en las tres fases de su desarrollo: Seguridad y efectos biológicos (fase I), Eficacia y dosis adecuada (fase II) y Eficacia y seguridad para las condiciones de uso habituales (fase III). En esta última etapa, se somete a prueba en amplios grupos de población.

Este es el proceso que deben superar las más de 30 vacunas contra la COVID-19 que se están probando en humanos, de las que nueve ya se encuentran en las fases finales, según el registro de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

CONTRATOS

AstraZeneca tiene ya contratos suscritos con Reino Unido, Estados Unidos y con la UE para el suministro de dosis de su vacuna una vez concluya la fase de pruebas. En concreto, la UE ha firmado para comprar 400 dosis de la vacuna, cuando la UE a 27 cuenta con unos 450 millones de habitantes.

QUÉ ES LA MIELISTIS TRANSVERSA

Se trata de un trastorno neurológico que se caracteriza porque los pacientes sufren una inflamación en alguna sección de la médula espinal.

Según ha explicado la Sociedad Española de Neurología (SEN), en adultos, la localización más frecuente es la zona dorsal media, mientras que en niños es más habitual que se presente en la columna cervical. En todo caso, esta inflamación, que en el caso de la mielitis transversa se presenta en ambos lados de la zona afectada, hace que se vea afectada la información que los nervios de la médula espinal envían al resto del cuerpo.

Como consecuencia de esta inflamación, los pacientes pueden experimentar dolor, parálisis o debilidad muscular, problemas sensoriales (hormigueos, ardor o entumecimiento) o disfunciones en el aparato digestivo y/u urinario.

No obstante, los distintos síntomas y su localización dependen de la zona de la médula espinal que se haya visto afectada, así como del grado de afectación. Es un trastorno que puede aparecer a cualquier edad, aunque suele darse con mayor frecuencia en pacientes de entre 10 y 19 años, y entre los 30 y 39 años.

Las razones por las que se produce este trastorno son muy diversas como, por ejemplo, por algún tipo de infección viral, bacteriana o fúngica que afecte a la médula espinal, (en ocasiones no es la infección la que provoca el daño directamente, sino la respuesta del sistema inmune y en este caso sería una mielitis parainfecciosa), a ciertas enfermedades que afecten al sistema inmunitario (como lupus o el síndrome de Sjögren), o a enfermedades que produzcan trastornos de la mielina (como la esclerosis múltiple o la neuromielitis óptica).

A lo largo de los últimos años se han descrito casos, que de forma muy ocasional, han asociado temporalmente la vacunación y la aparición de una mielitis trasversa, pero esta asociación temporal no demuestra causalidad. Son muy pocos los casos descritos en todo el mundo y asociados a vacunas muy diferentes.

El pronóstico de cada paciente depende básicamente del tipo de secuelas que deje esta inflamación, una vez que haya sido tratada. Y lógicamente, el tratamiento farmacológico de la mielitis transversa dependerá, en gran medida, de la causa que la haya provocado. En todo caso, es muy importante comenzar desde los primeros días un tratamiento rehabilitador integral y multidisciplinar (físico, psicológico y social).

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