La coalición conservadora de Luis Montenegro gana sin mayoría absoluta las elecciones de Portugal

El avance de la extrema derecha se consolidó y el socialismo se queda como la tercera fuerza del país; los comicios se adelantaron después de que el primer ministro perdiera una moción de confianza

Luis Montenegro, candidato a la Asamblea Legislativa de Portugal, durante un mitin celebrado en el marco de la campaña electoral en la ciudad de Oporto.

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Luis Montenegro, candidato a la Asamblea Legislativa de Portugal, durante un mitin celebrado en el marco de la campaña electoral en la ciudad de Oporto.

Redacción digital

Madrid - Publicado el

3 min lectura

En unas elecciones anticipadas que han vuelto a poner a Portugal en un escenario político inestable, la coalición conservadora liderada por Luis Montenegro ha logrado la victoria, aunque sin alcanzar la mayoría absoluta necesaria para gobernar en solitario. Este resultado refuerza el avance de la extrema derecha, que se consolida como una fuerza política relevante, mientras que el tradicional Partido Socialista queda relegado a la tercera posición.

Marcado por la crisis política

Portugal ha vivido una nueva cita con las urnas apenas catorce meses después de las anteriores elecciones legislativas, un hecho que refleja la dificultad de su sistema político para estabilizarse. La causa principal de esta anticipación fue la pérdida de la moción de confianza del primer ministro Luis Montenegro, tras estallar un escándalo relacionado con pagos a su familia vinculados al Grupo Solverde, uno de los gigantes nacionales del juego y la hostelería.

Con más del 90% del escrutinio completado, la coalición de centro-derecha, conocida como Alianza Democrática (AD), consigue cerca del 35% de los votos, superando a la extrema derecha de Chega, que alcanza un significativo 23,6%. Por detrás queda el Partido Socialista (PS), que obtiene aproximadamente el 22,9%, consolidándose como la tercera fuerza política del país.

Este equilibrio político obliga a Montenegro a buscar pactos con otros grupos para formar un gobierno estable, algo que no será fácil en un Parlamento fragmentado. El trasfondo es un país que no ha visto completarse una legislatura entera desde 2015, cuando el PS logró una alianza inédita con fuerzas de izquierda —la llamada ‘geringonça’— que duró hasta la ruptura política que llevó a estas elecciones.

El adelanto electoral también ha venido acompañado de una menor participación respecto a los comicios anteriores, con un 48,28% de votantes a las cuatro de la tarde, frente a más del 51% en marzo de 2024. La participación final será clave para entender el grado de movilización de los portugueses frente a la inestabilidad política.

La extrema derecha avanza

El protagonismo ganado por Chega, la formación de extrema derecha que dobla sus resultados respecto a elecciones pasadas, es uno de los datos más relevantes y preocupantes para quienes siguen la política portuguesa y europea. Su crecimiento representa un cambio significativo en el panorama político nacional, donde hasta hace pocos años las fuerzas políticas extremas tenían un peso marginal.

El declive relativo del Partido Socialista, que ha pasado de liderar el país a ocupar la tercera plaza, evidencia una pérdida de apoyo que podría estar vinculada a la crisis interna y a la incapacidad para formar mayorías sólidas. El secretario general del PS, Pedro Nuno Santos, votó este domingo en Lisboa, apelando a la importancia de la participación para garantizar la estabilidad en un contexto europeo e internacional convulso.

El presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, lanzó un mensaje claro en vísperas electorales para subrayar la importancia de votar como acto de responsabilidad nacional. Destacó que «votar en este momento es contribuir a la estabilidad en medio de un mundo inestable», recordando el impacto que tienen en Portugal las nuevas dinámicas globales, sobre todo en lo económico y geopolítico, y asegurando que no habrá nuevas elecciones hasta 2026.

La jornada electoral no estuvo exenta de tensión, con incidentes aislados como la agresión al presidente de la junta parroquial de Santa Maria Maior en Lisboa, y denuncias sobre irregularidades electorales en regiones autónomas como Madeira. A pesar de ello, el proceso se ha desarrollado con normalidad dentro de lo que permite un escenario político tan polarizado.

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