Marta Vergoñós Pascual

Aunque el día no ha sido tan espléndido como el de ayer, han sido muchos los barceloneses que han pasado del sofá este domingo por la tarde y se han echado a la calle para ver cómo caía la noche desde la terraza de un bar, algo que era imposible desde el pasado 15 de octubre en Cataluña por la covid-19.

Algunas de esas personas nunca habían dejado de llenar las plazas de barrios como Gràcia, la Barceloneta y Sants, especialmente desde que empezó el buen tiempo; lo hacían normalmente con latas de cerveza y sentados en corro en el suelo.

205 días después, han regresado a las sillas, a las mesas, a los vasos y a los botellines.

También han vuelto los planes que empiezan con un "quedamos para tomar algo" y acaban en "ya que estamos aquí picamos algo para cenar", música en los oídos para todos los que llegan al final de la semana con la nevera vacía.

Eso, precisamente, es lo que les ha pasado a Marina y a dos de sus compañeras de trabajo, que se han reunido para pasar la tarde en la Plaza Osca de Sants, una de las más concurridas del barrio.

Mientras comparten una tapa, explican que decidieron quedar el domingo en cuanto oyeron que volvían a abrir los bares y los restaurantes.

Las tres tienen planes para salir a cenar durante la semana.

Menos planificado ha sido el encuentro entre Gemma, que ha trabajado hasta media tarde, y algunos de los habituales del Homo Sibaris, una cervecería artesana ubicada en la misma plaza.

En su caso, a las ganas de salir a tomar algo se suma el compromiso con los dueños del local, que son amigos suyos: "Hay que apoyarles, que estos meses lo han pasado muy mal", subraya.

Y es que la jornada de hoy no solo es motivo de felicidad para los consumidores, sino que lo es sobre todo para el sector de la restauración.

"Mañana será la primera vez que trabajaremos la plantilla al completo desde que empezó la pandemia", explica con una sonrisa Xavier, encargado del bar Vermut i a la Gàbia y del restaurante La Mestressa.

• Left6:No existe configuración de publicidad para el slot solicitado

Como entre su clientela hay mucha gente del barrio, explica, han podido aguantar estos meses aciagos, aunque con una facturación muy baja, y ahora ya tienen reservas para toda la semana.

"Estamos viendo a gente que hacía meses que no veíamos", celebra.

También es un buen día para José, camarero, que no trabajaba desde que cerraron los bares y restaurantes en octubre.

Pero no todo Sants recala en esta plaza (aunque a veces pueda parecerlo): también se han llenado las terrazas de Olzinelles, del passeig de Sant Antoni y de otros lugares más recónditos como la plaza Iberia.

Allí está el restaurante Can Violí, donde Juan dice que han pasado el domingo sin parar y que tienen reservas para toda la semana; de hecho, destaca que el teléfono empezó a sonar antes de que fuera oficial la reapertura.

En definitiva, alegría para unos y otros en un domingo en el que los barceloneses han podido ver languidecer el día desde el bar, haciendo que eso de "vivir a la madrileña" que tanto ha cuajado durante la reciente campaña electoral ya no fuera algo exclusivo de Madrid.

Aunque, reivindica Gemma, aún quedan espacios por reconquistar: "Estaré eufórica el día que podamos volver a bailar".