Juan Ramón Rallo, economista: "Los políticos no dejan construir vivienda porque no recaudarían tanto, y porque el grueso de sus votantes son propietarios de vivienda"
El precio de la vivienda es un tema polémico entre la población española debido a su gran aumento en los últimos años
Juan Ramón Rallo
Madrid - Publicado el
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El economista Juan Ramón Rallo vuelve a poner el foco en uno de los grandes temas que más preocupan a los españoles: el precio de la vivienda. En su participación en el pódcast La Fórmula del Éxito de Uri Sabat, Rallo explica con claridad las causas que, a su juicio, están detrás de la escalada de precios que sufren las familias.
“Hay un problema con la vivienda porque la demanda supera con mucho la oferta”, comienza explicando. Según el economista, no se trata de un fenómeno nuevo, pero sí de uno que las administraciones públicas han contribuido a agravar. “Por el lado de la oferta, los políticos no permiten construir”, afirma con rotundidad.
Rallo considera que las restricciones al suelo y la burocracia urbanística han reducido artificialmente la cantidad de viviendas disponibles, lo que termina disparando los precios tanto en compra como en alquiler.
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“Si se construyera más, los precios bajarían”
La explicación, para Rallo, es sencilla: “Si se construyera mucho, bajaría el precio de la vivienda o al menos no subiría”. Sin embargo, sostiene que el propio sistema político tiene incentivos para que esto no ocurra.
Según su análisis, los gobiernos —tanto estatales como autonómicos y municipales— se benefician directamente de que los precios se mantengan altos, ya que la vivienda genera una enorme cantidad de ingresos fiscales. “Que suba de precio la vivienda beneficia a los políticos porque recaudan más, unos 50.000 millones de euros cada año en impuestos que directa o indirectamente recaen sobre la vivienda”, explica.
Rallo recuerda que en España los impuestos vinculados a la vivienda son múltiples: desde el IVA de la compra de obra nueva hasta el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, el de Plusvalía Municipal o el IBI que se paga cada año. Todos ellos, según el economista, forman parte de un sistema que desincentiva la construcción y penaliza a quienes quieren acceder a una casa por primera vez.
Pero el motivo no es solo económico, también político. Rallo cree que los partidos evitan promover políticas que reduzcan el precio de la vivienda porque temen perder el apoyo de su base electoral.
“El grueso de sus votantes, que son las personas mayores y pensionistas, son propietarias de vivienda”, explica. Para ellos, el valor de su casa representa buena parte de su patrimonio, y una bajada de precios supondría una pérdida directa de riqueza. “Bajar el precio de la vivienda es atacar el patrimonio y la riqueza de tu base de votantes”, sentencia el economista.
“Que suba de precio la vivienda beneficia a los políticos porque recaudan más, unos 50.000 millones de euros cada año en impuestos"
Doctor en economía
EL PROBLEMA POR EL QUE LOS POLÍTICOS NO CONSTRUYEN VIVIENDA
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Por eso, según Rallo, los gobiernos prefieren mantener la escasez de oferta, limitar nuevas construcciones y centrar su discurso en medidas superficiales —como ayudas o bonificaciones— que no resuelven el fondo del problema.
Además de las trabas a la oferta, Rallo señala otro factor que explica la presión sobre los precios: el crecimiento de la demanda. Y en ese punto, apunta a un fenómeno que, dice, tiene un claro componente político.
“La demanda ha aumentado tanto en parte por una inmigración políticamente inducida”, afirma. El economista aclara que no se opone a la inmigración como tal, pero sí a su uso como herramienta para sostener el sistema de pensiones. “Yo no soy antimigración, pero tampoco soy pro estímulo artificial político de la inmigración. ¿Para qué? Para salvar la papeleta del sistema público de pensiones”, explica.
Rallo sostiene que el aumento de la población, sin una expansión equivalente del parque de vivienda, ha tensionado todavía más los precios, sobre todo en las grandes ciudades y áreas metropolitanas.
El problema de la vivienda va a más en España
Para Rallo, el debate público sobre la vivienda está mal enfocado. En lugar de hablar de liberar suelo, reducir trabas urbanísticas o incentivar la construcción privada, los gobiernos se centran en controles de precios o ayudas al alquiler, medidas que considera contraproducentes.
En su opinión, lo que se necesita es “dejar construir más y permitir que el mercado funcione”. Esa sería, asegura, la única forma sostenible de abaratar el acceso a la vivienda sin distorsionar la economía.
Mientras tanto, las consecuencias siguen siendo claras: los jóvenes no pueden independizarse, las familias destinan más del 40% de su sueldo al alquiler y las empresas encuentran cada vez más difícil atraer talento a ciudades con precios desorbitados. “El problema no es que falte dinero, es que sobran trabas”, resume el economista.