Jero Díaz Galán

"Koilon", las gradas donde se sentaban los espectadores en los teatros de la antigua Grecia, es la palabra elegida por Jero Morales para dar título a su primera exposición en solitario, un conjunto de más de 60 instantáneas con las que quiere transmitir la emoción del teatro, la grandeza de un escenario con más de 2.000 años de historia y la esperanza de que las salas volverán a llenarse después de la pandemia.

Jero Morales (Cáceres, 1964) hizo su primera foto en una obra del Festival de Teatro Clásico de Mérida en el año 1988 y a partir de 1989 lo ha estado haciendo como colaborador gráfico de la Agencia Efe en Extremadura y como profesional de otros medios de comunicación con los que ha trabajado a lo largo de su extensa y fructífera carrera.

Desde entonces, Morales, que se define como un "enamorado" de todo lo que representa el Festival de Mérida y su ambiente, no ha faltado nunca a su cita veraniega con el Teatro Romano, aunque solo un año no pudo hacerlo como fotógrafo porque se rompió una pierna.

Más de 30 años fotografiando el festival emeritense le dan para reunir gran parte de la historia de este certamen a través de un número de instantáneas que es "incalculable", como él mismo reconoce en declaraciones a Efe.

Sin embargo, "Koilon" muestra solo su trabajo en los últimos nueve años como fotógrafo oficial del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, cuya misión es documentar a través de su objetivo las obras que se representan desde todos los ámbitos posibles, la interpretación, la escenografía, la iluminación, el vestuario, la técnica o los personajes, con alrededor de novecientas fotos por cada uno de los montajes que se ponen en escena.

La selección de las fotografías para la muestra, por tanto, no ha sido fácil, según explica, pues se ha tratado de elegir entre esta inmensidad la mejor, la más significativa, la más especial o la más curiosa de cada una de las obras de teatro, espectáculos de danza, óperas o conciertos que ha acogido el festival en estos nueve años bajo la dirección de Jesús Cimarro, que le ha aportado, a juicio de Morales, "mucha más profesionalización" a una de las citas culturales más importantes del verano en España.

"Koilon", que podrá verse en el patio de la sede del festival desde este lunes y hasta el próximo 31 de agosto, es por tanto un recorrido por la historia más reciente del certamen emeritense y, como tal, Jero Morales ha querido dar en su muestra fotográfica un especial protagonismo al teatro extremeño, porque esa ha sido también una de las características fundamentales de las últimas nueve ediciones.

Además, a su juicio, el teatro y los actores extremeños han demostrado que saben poner en escena montajes que no tienen nada que envidiar a las figuras consagradas del teatro.

En ese sentido, el fotógrafo reconoce que le enriquece plasmar y difundir la labor de actores de la tierra que no son tan conocidos, pero que tienen un gran valor dramático, como se refleja en algunas de las instantáneas de José Vicente Moirón o Juan Carlos Tirado.

Morales dedica en su exposición una parte también a las grandes damas del teatro y la cultura española, como Concha Velasco, Belén Rueda, Ángela Molina, Ana Belén, Aitana Sánchez-Gijón, Carmen Machi, Paloma San Basilio, Anabel Alonso, María Esteve y Estrella Morente, entre las que tampoco faltan las extremeñas Paca Velardiez o Ana Trinidad, que un año actuó en silla de ruedas después de romperse una pierna, una curiosidad que también aparece recogida en la muestra.

Para el fotógrafo cacereño, asentado en Mérida desde hace más de tres décadas, si se tuviera que quedar con tres de las fotografías de su exposición, lo haría con una de Concha Velasco, en su desgarrada interpretación de la "Hécuba" de Eurípides, por su gran carga dramática; con otra de Ana Belén, por tener una iluminación muy especial; y con una tercera de Aitana Sánchez-Gijón por la propia composición de la foto, aunque ironiza y tira de tópico para aclarar que "a todos los hijos se les quiere por igual".

A pesar de ello, de igual forma reconoce que fotografiar la grandeza de José María Pou a todos los niveles "también es potente" y que le gusta especialmente otra foto en solitario de Pablo Derqui en el papel de Calígula.

Nunca se olvida de retratar las emociones, según dice, aunque admite que lo difícil en Mérida es compaginar los sentimientos que expresan los actores con la grandeza del propio monumento romano.

Por ello, para él la foto perfecta, que cree que aún no ha hecho, es la que es capaz de captar la emoción del actor y al mismo tiempo la grandiosidad del escenario, una espectacularidad y una belleza que se plasma especialmente en la foto de portada de la exposición.

En ella, la mayor sala de España, el Teatro Romano de Mérida, con más de 3.000 localidades, aparece llena de público a rebosar en una fotografía muy famosa de Jero Morales y que para él este año adquiere un especial significado, el de la esperanza de que volveremos a disfrutar de la vida igual que lo hacíamos antes de la pandemia.

Jero, que ha visto amanecer algunos días entre las piedras y columnas de este gran escenario durante los ensayos y los pases gráficos, considera que para hacer una buena foto aquí se requiere sobre todo "paciencia" y "tranquilidad" para esperar a que llegue, te sorprenda y no se te escape, por ello hace más suyo que nunca el lema del festival de este año: "Para el tiempo. Ven a Mérida". EFE.

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