Magdalena Tsanis

El abismo entre un padre y un hijo preadolescente en un barrio conflictivo y precario de Caracas se convierte en una metáfora de la crisis en Venezuela en "La familia", la ópera prima de Gustavo Rondón que representa este año a ese país en los Goya y en los Óscar.

Después de presentarla en la Semana de la Crítica de Cannes y recorrer con ella más de 40 festivales, Rondón ha constatado que el mensaje también cala en Europa, donde "la tolerancia es un valor en declive", ha dicho en una entrevista con Efe con motivo del estreno en las salas españolas, el próximo viernes, día 14.

"Venezuela es un país sumido en una crisis muy profunda, económica, social y política, pero sobre todo de valores", señala el director, que ve en el filme una llamada a los ciudadanos al acercamiento y la reconciliación.

"La familia" cuenta la historia de Andrés (35 años) y su hijo Pedro (12). El padre ocupa su tiempo con varios trabajos mientras el hijo deambula por las calles sumidas en la violencia, hasta que un incidente les obliga a escapar juntos.

PREGUNTA.- Hacer películas en Venezuela hoy no debe de ser nada fácil.

RESPUESTA.- La agudización de la crisis ha repercutido muchísimo, en términos de producción y de espectadores, que quizá es lo más terrible. Una película como esta hace cuatro años podría haber tenido más de 100.000 espectadores y ahora no llega a 10.000. Pero los venezolanos tenemos una gran capacidad de adaptación al entorno de hostilidad y ahí seguimos remando.

P.- La crisis está en el trasfondo del filme, que cuenta cómo la violencia y la precariedad pueden condicionar la vida, ¿es ese el tema principal?

R.- El tema de las relaciones familiares lo había trabajado ya en mis cortos, pero esta vez quería hablar también de mi ciudad, Caracas, no solo como escenario sino como personaje que condiciona a los protagonistas, les conduce al desencuentro y a la vez les ofrece la posibilidad de volver a convivir.

P.- Ha logrado más de 14 premios internacionales ¿Cómo han recibido la película en el exterior?

R.- Lo más interesante como realizador ha sido el contacto con públicos muy diversos. Esta historia que parece algo aislado está teniendo eco en Europa, donde la tolerancia es un valor en declive. Ayudar a otros, sacrificarse por otros es algo esquivo, lo que planteo es la posibilidad de que haya algo más que nosotros mismos.

P.- ¿Pero también es una metáfora de la situación en Venezuela?

R.- Sí, en Venezuela la sociedad nos ha empujado al individualismo. Es un país sumido en una crisis muy profunda, económica, social, política, pero sobre todo de valores.

P.- ¿Y qué salidas ve?

R.- Hay valores básicos de la democracia que parecen inalcanzables y además la población está desmotivada. Eso tiene una causa, han sido años de lucha sin generar un cambio, pero creo que es nuestra labor como ciudadanos la transformación, aunque el país no lo ponga fácil.

P.- Otro personaje llamativo de "La Familia", aunque sea por su ausencia, es la esposa y madre. ¿Hay un mensaje en esa ausencia?

R.- Cuando empecé a escribir había una madre. Pero pensé que esa historia ya la conocemos de sobra. En América Latina la mujer es una heroína social. En mi familia mi abuela no solo crió a sus tres hijas sino también a los cuatro hijos de un hermano que murió. Me planteé qué sucedería si faltase la piedra angular de la institución familiar.

P.- ¿Y qué sucede?

R.- Su ausencia deja una cicatriz en ambos personajes. Entender que su carencia es la misma es lo que les une, porque hasta entonces han sido uno espejo del otro en ese modelo masculino perverso del macho y depredador. En sociedades como esta, la niñez es corta y la adolescencia pasa de largo, los niños se ven forzados a convertirse en adultos y en grandes machos.

P.- ¿Cree que el rol protector es exclusivo de la madre?

R.- Creo que todos los seres humanos tenemos un lado masculino y uno femenino. Y precisamente lo que el padre hace es reaccionar, en lo emocional, como una madre.

P.- ¿Qué proyectos tiene entre manos?

R.- Estoy escribiendo una película nueva y produciendo otra. No hay que dejar que el cine muera ni dejar de contar. El guion que estoy escribiendo es una historia de amor en la Caracas actual, la protagonista es una mujer que regresa después de haber pasado un tiempo fuera y trata de reconstruir su pasado.