Los secretos del Paranthropus robustus: qué comían y la relación con los humanos de unos fósiles de hace 2 millones de años

Proteínas de 2 millones de años desvelan cómo era la vida del enigmático Paranthropus robustus

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Cráneo del Paranthropus robustus

Paco Delgado

Madrid - Publicado el

3 min lectura

La historia de la evolución humana acaba de ser reescrita gracias a una revolucionaria técnica que supera los límites del ADN antiguo: la paleoproteómica. Un equipo internacional de científicos ha logrado extraer y analizar proteínas del esmalte dental de cuatro fósiles de Paranthropus robustus, un homínido que habitó Sudáfrica hace entre 2,8 y 1,2 millones de años. Los resultados, publicados en Science, no solo confirman el sexo biológico de estos individuos (dos machos y dos hembras), sino que revelan una insospechada variabilidad genética y refuerzan su estrecha relación con nuestro propio linaje, el Homo.

 Una ventana molecular al pasado  

Hasta ahora, los paleontólogos dependían de fósiles y ADN, pero este último rara vez sobrevive más de 20.000 años. La paleoproteómica, en cambio, permite estudiar proteínas que persisten millones de años. "Ha venido para quedarse", afirma a EFE Tomàs Marquès-Bonet, investigador del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y coautor del estudio. El equipo, liderado por las universidades de Copenhague y Ciudad del Cabo, analizó dientes de la cueva de Swartkrans, algunos de los fósiles más antiguos de esta especie.

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El Paranthropus robustus, con su rostro achatado y poderoso aparato masticador, fue considerado durante décadas un especialista en dietas duras como raíces y semillas. Sin embargo, estudios recientes ya apuntaban a una alimentación más variada (pastos, insectos y posiblemente carne), hipótesis que esta investigación respalda al detectar adaptaciones proteómicas compatibles con un nicho ecológico diverso. "Era bípedo pero conservaba habilidades para trepar, y su conexión con los humanos modernos sigue siendo un misterio", explica Marquès-Bonet.

 Sexo, genética y colonialismo científico  

Uno de los hallazgos más destacados es la determinación molecular del sexo de los individuos, tradicionalmente inferido por el tamaño de los huesos. "Esto no es trivial: resuelve debates históricos y nos ayuda a entender diferencias sociales en estos homínidos", destaca Esther Lizano, del Institut Català de Paleontologia. Además, se identificó que un individuo presentaba diferencias genéticas significativas respecto a los demás, sugiriendo una diversidad poblacional hasta ahora desconocida.

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Escala de tiempo arqueológica

Pero el estudio va más allá de la ciencia pura. Palesa Madupe, paleontóloga sudafricana y autora principal, subraya la necesidad de corregir la "dinámica colonial" que ha marginado a los investigadores africanos. "Es hora de que la ciencia sea ética y centre el conocimiento local", afirma. El equipo espera que este trabajo marque un precedente para una investigación más inclusiva.

 Límites y futuro de la técnica  

Aunque la paleoproteómica no pudo trazar un árbol filogenético preciso, las proteínas de Paranthropus y Homo son "casi idénticas", esto mismo confirma su estrecha relación evolutiva. "La baja diversidad genética sugiere que compartían un ancestro reciente", apunta Marquès-Bonet.

Este avance se suma a otros descubrimientos recientes, como el hallazgo en Swartkrans de un esqueleto parcial que confirmó su bipedismo habitual y su diminuta estatura (1 metro de altura), que los hacía vulnerables a depredadores como hienas gigantes. Juntos, estos estudios pintan un retrato más completo de una especie que, pese a su robustez, sucumbió ante los cambios climáticos y la competencia con Homo erectus, mejor adaptado a dietas flexibles.

 ¿Qué viene ahora?  

Los científicos planean ampliar el análisis paleoproteómico a otros yacimientos africanos. "Cada fósil es una cápsula del tiempo", concluye Lizano. Mientras, la comunidad celebra que, tras décadas de especulaciones, la tecnología permita escuchar, por fin, las historias que estos antiguos dientes llevaban millones de años guardando.

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