Alberto Fresneda tenía solo 19 años cuando su cuerpo sin vida, junto al de otros dos chavales, apareció en las vías de la estación de Londres de Loughbourough Junction. Era grafitero, firmaba como Trip, y era hijo del corresponsal del diario El Mundo Carlos Fresneda, quien este domingo le ha escrito un emocionado adiós en este periódico.

Bajo el título Querido Alberto, su padre recuerda cómo se enteró del fallecimiento de Alberto al volver a casa de hacer la compra, cuando una de sus vecinas llamó a su puerta acompañada de dos policías de la British Transport Police. Rememora cómo después llamó a la madre del joven muerto "y casi no necesité contárselo". Cómo ella, "esa misma mañana había tenido una terrible premonición. En la estación de Finchley Road vio varios tags (firmas) tuyos que debían ser recientes: Trip, Trip, Rip... Una columna le impidió ver la «T» en la última firma y sintió una punzada en el corazón".

El periodista explica en esta carta cómo desde bien pequeño a Alberto se le daba bien dibujar, en una vida marcada por las idas y venidas dada la condición de corresponsal de su padre: nació en Nueva York antes del 11 de septiembre de 2001, sus viajes a Córdoba y Sevilla para visitar a la familia del reportero de este diario también fallecido, Julio Anguita, amigo de Fresneda.

El corresponsal de El Mundo en Londres también confiesa que "a veces nos temimos un trágico final", que intentaron persuadir a su hijo de que dejara el grafiti: "mantén viva tu creatividad, pero no arriesgues tu vida". Y también relata lo que les contestaba Alberto: "Sé cuidarme de mí mismo".

Finalmente, Carlos Fresneda destaca "las muchas vidas" que el joven, de solo 19 años, ha vivido, su ingenio, su don para el arte. "Te hemos imaginado como tu querido Snoopy -a quien llevaba tatuado en el abdomen-, volando allá en lo alto, y tramando tu próxima reencarnación"