La decisión del PSOE en el Ayuntamiento de Córdoba de apoyar la moción, presentada por Ganemos e IU, en defensa del bienestar animal y en contra de la fiesta de los toros, es un síntoma más de la deplorable sumisión de los socialistas, que para mantener su cuota de poder llegan a  plegarse a las iniciativas más descabelladas e impopulares. Son, por cierto,  los mismos socialistas que mantienen una sistemática reivindicación de la propiedad estatal de la Catedral de Córdoba, contra el Derecho y contra una historia de siglos.  Contra la opinión de destacados líderes andaluces, entre otros la Presidenta Susana Díaz, y de gran parte de su electorado, los socialistas cordobeses se han convertido en comparsa de propuestas innecesarias que propugnan una concepción de las relaciones con la naturaleza y con los animales que van más allá de la lógica y del sentido común. La condena al maltrato animal no debe mezclarse con lo que significa una fiesta de profundo arraigo popular, generadora de cultura y de convivencia. La principal consecuencia de esa moción es la retirada de las subvenciones a la fiesta de los toros, que en este caso estaban destinadas en gran medida a la organización de un festejo de ayuda en la lucha contra el cáncer. Esta cesión es sintomática de lo que se puede esperar de un PSOE sometido a los planes del populismo de extrema izquierda y de los independentistas.