El caso de los papeles de Bárcenas ha provocado en las últimas horas una suerte de confusión en la que se da el mismo valor a manifestaciones y documentos que tienen naturaleza muy diferente. En declaraciones a 13 TV el que fuera tesorero del PP ha asegurado que él no es el responsable de la supuesta contabilidad B que ha publicado el diario El País, que esos apuntes son falsos y que se han montado para atacar a Rajoy. Hay que recordar que Bárcenas está imputado en la investigación judicial sobre Gürtel y que hay pruebas bastante contundentes de que amasó una fortuna irregular que guardaba en Suiza. No es lo mismo lo que diga o haga Bárcenas, que lo diga o haga una persona que esté en otras circunstancias. Afortunadamente hay una investigación de la fiscalía que puede determinar la relación de Barcenas con esos papeles. No es lo mismo el valor de una contabilidad como la que publica El País, sin padre ni madre, que la palabra del presidente del Gobierno. Ayer Rajoy volvió a negar en Berlín el valor de los papeles. Por eso es sorprendente que el PSOE siga dando más crédito a unos papeles ágrafos que a cualquier otro indicio. Esto no exime al PP y a Rajoy de la responsabilidad de disipar las dudas que se ciernen sobre las cuentas del partido. La palabra de Rajoy es necesaria pero no suficiente. Si los papeles son falsos, es importante poner todos los medios para averiguar quién y cómo los ha elaborado.