Pero siente cómo Dios le inspira vender esas posesiones terrenales, si quiere ser perfecto y perseverar en la Fe. Casualmente entonces oyó la noticia de un padre que iba a vender a sus hijas, dada la pobreza en que se hallaba sumergido. Fue cuando le entregó monedas de oro de las que disponía, evitando que pusiese en marcha aquel plan nocivo. La Providencia quiere que desemboque en Mira, cuando el anciano Obispo de esa Diócesis había fallecido. Inesperadamente, reparan en él para que sea el Pastor de allí, servicio que hubiese rechazado, de no ser por la obediencia que tenía. Tuvo que sortear muchas dificultades, entre las que se encuentra defender a muchos inocentes condenados a muerte, o asegurar el respeto al Edicto de Milán. Muere en el siglo IV y sus reliquias son trasladadas a Bari (Italia), el siglo XI. Es invocado en las tempestades por las gentes del mar. Iconografía: Se le representa sentado en la Sede Episcopal. Otros Santos: Apolinar, Pedro Pascual y Gertrudis.