Juan Manuel Santos ha sido reelegido como Presidente de Colombia con  el apoyo de casi un 51% de los votantes frente al 45 % de su rival, el candidato uribista Oscar Iván Zuluaga. Un primer vistazo al mapa electoral nos sitúa ante una Colombia casi partida en dos, que deberá buscar obligatoriamente una serie de acuerdos básicos para afrontar los retos que tiene por delante. Las elecciones han sido todo un plebiscito sobre la gestión de la violencia terrorista. Santos no lo va a tener fácil en su segundo mandato consecutivo, no tiene mayoría en el Congreso y necesitará el apoyo de la izquierda para avanzar en el diálogo iniciado con las FARC. Pero no es la única patata caliente que el Presidente tiene entre manos. A pesar de su crecimiento económico, Colombia sigue lastrada por asuntos como las sospechas de corrupción, la violencia ciudadana o la situación de la sanidad, la educación o las infraestructuras.Los guiños chavistas y el acercamiento del Gobierno colombiano a la Venezuela de Nicolás Maduro no parecen el mejor camino. Juan Manuel Santos tiene en sus manos una gran oportunidad, en una situación realmente delicada y compleja. En sus manos está ayudar a la reconciliación nacional y propiciar acuerdos sólidos en los grandes temas de Estado o ahondar en la división que las elecciones han dibujado.